lunes, 5 de noviembre de 2012

La dialéctica del gorila con gafas 4

Soy de esa clase de personas que cuando escribe, escribe casi todo lo que piensa. Hoy no va a ser diferente, porque si lo hiciera traicionaría mis principios. De eso va un poco el tema de hoy, de la traición a los principios de uno, y a las acciones disfrazadas de otros.

Alguno ya se imaginará que estamos hablando de política. Hoy en día los políticos son los que más valores propios de su ideología traicionan, y muy especialmente, son los que más enmascaran sus acciones. Esto en consecuencia causa una desconfianza en el ciudadano sobre la política. Lo asombroso es que sean pocos los ciudadanos los que se den cuenta de que este es el objetivo principal de estos individuos, porque si el ciudadano no cree que la política sirve para cambiar realidades adversas, estos tendrán vía libre para hacer y deshacer con impunidad. Es aquella frase que tantas veces he oído "Tú puedes pasar de la política, pero la política no pasará de ti". En los últimos tiempos hemos visto como esta premisa se ha cumplido.

No obstante, hoy tenemos que hablar de esa clase de políticos, los traidores, y los artistas del disimulo. Empezando por los que he citado al principio.

Me costó bastante entender que en el mundo la palabra "neutral" no existe, porque si existiera, sería justo. Sin embargo, he visto a lo largo de mi vida como dos posturas antagónicas, la derecha y la izquierda, se acercaban. Algo que la gente parecía ver bien. Los extremismos son malos, no se puede uno posicionar ahí. Hay que estar en el centro. Eso es lo que le ha pasado a la izquierda. Se ha ido yendo cada vez más al centro, aceptando las reglas del juego de un sistema que por definición era y es de derechas. No se explica de ninguna otra manera que partidos que representaran corrientes como el socialismo actuaran de una manera tan impropia. La prueba está en el tipo de políticas que han llevado a cabo en muchos casos. Optaron por dar más libertad a los mercados, dejando que estos actuaran sin ningún control por el mundo. Es cierto, trataron de redistribuir la riqueza que se creaba a través de ello. Pero eso no fue suficiente y hoy lo estamos viendo. Han llegado las vacas flacas en nuestro país y hemos descubierto que en lo referente a la economía no tenemos ninguna alternativa que no sea la que la derecha siempre ha propuesto.

Por eso tanto izquierda como derecha actúan igual. He ahí el quid de la cuestión. Aunque en los estados gobernados por la izquierda se optara por políticas sociales, (como la sanidad, la educación, etc...) esas políticas se cimentaban bajo una estructura económica que era los más antisocial posible. El tercer mundo era testigo de ello. La teoría utilitarista del el mal de unos servía para crear el bienestar de otros, y como no podía ser de otra forma, cuando el sistema se desplomó, la verdadera cara de este mundo surgió. Una cara cínica y cruel. El mayor pecado de la izquierda fue no seguir trabajando por crear un modelo económico propio, que fuera más justo con el mundo, y que evitara lo que pasaba y lo que está pasando ahora mismo. Lo cual nos lleva a hablar de los reyes del disfraz: la derecha.

La derecha es aquella que defiende con más ímpetu la palabra neutral, porque la palabra neutral significa no tener un dogma político. Su mayor logro ha sido decir que políticas como las de los recortes que estamos sufriendo ahora, no sea una cuestión de ideología, sino que es una cuestión de pragmatismo, de que ahora hay que ajustarse el cinturón. Ponen de ejemplo a los partidos de izquierda que siguen, los pocos que todavía gobiernan, el mismo tipo de políticas. Pero no es así. Esto no es una cuestión de simple austeridad, sino de que la austeridad en el gasto público es símbolo de la derecha. Lo puede hacer la izquierda si, pero es símbolo de la derecha. Lo cual nos lleva a la parte final de este escrito.

La izquierda actúa como la derecha en materia económica porque no ha sido capaz de crear una alternativa (hay una voluntad de crear un estado y modelos económicos más justos y sostenibles, sólo hay que leerse los programa electorales de algunos de los partidos que representan a la izquierda). Ahora lo está haciendo, pero tardarán bastante tiempo en volver a recuperar la confianza y la fuerza que tuvieron en la ciudadanía. Esto es así porque en el pasado, como ya he señalado antes, aceptaron las reglas del juego traicionando a sus principios. Esta traición, a su misma vez, sirvió a la derecha para justificar que las medidas antisociales que se toman no son una cuestión de ideologías, sino de austeridad. La prueba está en que no aportan ninguna nueva alternativa de crecimiento en sus programas electorales. Del mismo modo, el discurso a entrado en los ciudadanos que ya no ven a la política útil y dejan que esta vaya a sus anchas sin ningún tipo de control. Sin embargo, son estos ciudadanos los que hoy tienen la última palabra, porque aunque ellos crean que no sirve, cuando la voluntad de un pueblo se manifiesta con fuerza, la voluntad se hace realidad. Si no la utilizamos, seremos nosotros los que traicionemos nuestros principios como la numerosa masa de personas que somos.

domingo, 4 de noviembre de 2012

1-4

El helicóptero ya había despegado y todos mirábamos al misterioso guardia. Teníamos que quitárnoslo de encima pronto. Rainen me miró asintiendo y justo cuando iba a desenfundar, el guardia habló.

- Vosotros no sois mozos de carga. No trabajáis para el gobierno. Estáis aquí para llevar a cabo el asesinato de Hitcov. Así que dejad de mirarme con cara de pocos amigos, y tú vuelve a enfundar el arma. Yo estoy aquí por lo mismo que vosotros. -

Todos quedamos perplejos ante su confesión. Durante varios segundos seguimos mirándonos los unos a los otros, hasta que me dirigí a ella en un tono más amistoso del que nuestras caras habían reflejado antes.

- ¿Cual es tu plan?. -
- ¿Cual es el vuestro?. -

Yo seguía sin confiar. Pensé podría ser simplemente una trampa. Así que insistí.

- Dinos cual es el tuyo.
- Mirad...no tengo todo el día. Mi plan es disparar desde el helicóptero con la preciosidad que hay detrás del mediociborg. -

Rainen miró detrás y vio un bazoka del modelo BK2. En el acto Rainen soltó una carcajada.

- Con eso no podrás destruir nada. Será una simple explosión que dejará ilesa la barrera de energía del Bismax. Debes estar de broma.
- No estoy de broma medio hombre. El BK2 tiene varias modificaciones. La barrera de energía no podrá absorber todo el impacto. Además, Ekdal habrá desactivado el ordenador central. ¿No es así Ekdal? -

De repente todo cobró sentido. Por eso Ekdal estuvo nervioso durante todo el camino. Él era un colaborador de ese extraño individuo. ¿Habría estado utilizándonos para servirle? De ser así habría traicionado al grupo.

- !Parece que la cosa se está poniendo tensa¡ - exclamó soltando una carcajada el guardia.

- Dejad de mirarle como si fuera un traidor. Sé cuales son vuestros planes y os conozco a cada uno de vosotros. Soy una ciudadana del distrito Alfa, y os llevo vigilando desde hace mucho tiempo. Más concretamente, desde que los hombres de Wildman empezaron a desaparecer. -

No entendía nada, y aquella conversación se estaba volviendo cada vez más incómoda. Su soberbia a la hora de hablar me enervaba.La paciencia se me empezaba a acabar, y su jueguecito ya me había cansado. Así que cogí el arma y apuntándole a la cara empecé a interrogarle.

- Me importa una mierda lo que sepas, y que seas una mujer del distrito. Sólo me importa nuestra misión, y si tus propósitos la ponen en peligro no dudaré en dispararte. Así que ya puedes ir confesar que tramas y por qué. Porque señorita, ya me están cansando tus jueguecitos. -

Todos me miraron atónitos. Todos menos ella que no pareció inmutarse. Yo sabía, que todo era una simple apariencia, y que por dentro estaba más nerviosa que nosotros. Pero por algún extraño motivo, su frialdad me fascinaba. Si hubiera estado en el grupo, seguro que jamás nos hubiera traicionado.

- Tranquilo. No dispares. Estoy en vuestro bando.
- ¿Cuéntame algo nuevo? Dime, ¿Por qué estás aquí?
- Mi padre fue asesinado por Wildman. Él era un pequeño comerciante del distrito Alfa. Uno de los más famosos, ya que su tienda poseía los aparatos más sofisticados de toda Oztral. De hecho, vuestros dispositivos de identificación, son de allí. Ekdal sólo los modificó implementándole un software como el del resto.
 - Es cierto eso Ekdal ¿Creí que los habías fabricado tú?

Ekdal asintió. El bueno de Ekdal no era tan bueno construyendo aparatos después de todo.

- Ekdal los cogió el día que mi padre fue asesinado. Cuando los sicarios se fueron, aprovechó para robarlos. -
- No los robé, no eran de nadie ya. Además, eso pasó antes de unirme a vuestra causa. Los quería configurar para ganarme unas perras. Antes de unirme a vosotros yo era un hacker que se ganaba la vida creando software. Luego llegasteis vosotros, y me di cuenta de mi verdadera razón de ser. -
 - Podrías habérmelos dejado a mi. Yo también necesitaba ganarme la vida, y como eran de la tienda, y la tienda la llevábamos mi padre y yo, me pertenecían. -

- !Ya basta¡ ¿Qué tiene que ver todo eso con nosotros? - pregunté cansado de su discusión.

- Mi padre era un buen hombre, y su talento era de gran valor. Por eso cuando la mafia se dio cuenta de ello, fue a buscarlo. Todo empezó un día en que uno de los hombres de Wildman se acercó a la tienda pidiendo que mi padre se pusiera a su servicio. Mi padre se negó. Él no quería formar parte del juego. Así que le dieron un mes para que repensara su propuesta. Al final, no aceptó y le llenaron el cuerpo de plomo ante mis ojos. Yo estaba escondida cuando ocurrió. Al cabo del tiempo, corrió la noticia de que los hombres de Wildman estaban siendo asesinados. -
- Eso fue lo que te llevo ante nosotros. -
-Si, y vi como el mangante que tenéis como informático estaba entre vosotros. -
- Ekdal es un miembro de gran importancia en nuestra organización. No creo que sea un mangante. Se te devolverá el favor cuando el peligro haya pasado -
- Sé que no tenéis ningún plan de huída. Por eso pensé en modificar uno de estos bazokas. Es más fácil huír teniendo el helicóptero controlado. -
- Si el Bismax se desploma morirán muchísimas personas. No podemos permitir que hagas eso. -
- Es lo mejor. Si el plan fracasara al menos tendríamos la posibilidad de oír. Además, este bazoka no derribará el edifició. Como mucho formara un agujero en la fachada. Pero de momento, lo dispararé contra esos helicópteros que se acercan. -
- ¡Mierda! Nos han descubierto. Ekdal, pon en marcha el plan. Hay un cambio de planes y necesitamos que el ordenador central no controle el helicóptero. Steiner intenta dirigir el helicóptero hacia las afueras. -

Los proyectiles empezaban a volar sobre nosotros. Por momentos creí que nos alcanzarían y que nuestras vidas acabarían sucumbiendo, como lo habían hecho otras, a la fuerza del estado opresor. Pero el programa de Ekdal logró colapsar el sistema y Steiner controlar el helicóptero. Rainen se unió a la desconocida y yo empecé a pensar en que haríamos en las afueras de la ciudad.

Finalmente, un proyectil nos alcanzó y aterrizamos forzosamente en el árido desierto. Por suerte, Steiner consiguió que el helicóptero no se hiciera trizas con nosotros dentro y sobrevivimos sin grandes daños. Estabamos en las afueras, y los helicópteros empezaron a aterrizar alrededor nuestro. El plan había fracasado y nuestro fin se aproximaba