Si os dijera que mis consejos tienen una enseñanza moral que sobrepasa los límites del karma y demás supersticiones os estaría mintiendo. Y de supersticiones va hoy el asunto. En concreto de una: la religión. No importa cual porque lo que nos interesa son sus seguidores, y como bien sabemos hay todo un séquito de seguidores de las distinas religiones. Es en estos seguidores en quienes me voy a centrar, en los creyentes, y en los que incluso la practican. ¿Pero en que creen?
Cuando oímos la palabra fe, o creyente, siempre nos imaginamos un estereotipo: una persona que cree en una divinidad. Esta idea tan común es un tanto falsa. De hecho en el budismo, muchos de sus creyentes son ateos. Os preguntaréis todos ¿Cómo? Parece imposible. Pero es así, y resulta que el hecho de creer que no existe dios, ya es una creencia. Muchos dirán que no esto no es posible. Que es una falacia. No obstante, creo que lo que es totalmente cierto, es que pese a lo que ellos digan, si tienen un credo, una fe ciega en algo. No hablo de la inexistencia de dios sino de la ciencia.
Hace unos años me dijeron en clase de filosofía que justamente en la ciencia no se puede creer ciegamente, porque si algo tiene de característico, es que con el paso del tiempo los principios por los que se regía una teoría habían sido suplantado por otros. Es decir, incluso la ciencia parte de hipotesis sin comprobar dando por supuesto cosas que igual no se pueden dar por supuestas. Por lo tanto, aquellos ateos que tienen una fe ciega en la ciencia y su progreso deberían hacerse mirar si realmente no son tan cabezas cuadradas como los dogmáticos religiosos. Al fin y al cabo no se acusa a los que creen en dios de eso, de no cuestionar su dogma. Ahora dirás, querido lector, que la ciencia si cuestiona sus creencias. Si, pero los ateos no. Aunque lo realmente pretencioso de los ateos es suponer que el hecho de no creer en una divinidad los convierte en una especie de ser humano superior. Algo así como si estuvieran un peldaño más por encima de los que si creen en la evolución cultural de los que si creen en dios. Ellos te dirán que no, pero su lenguaje siempre denotará lo contrario. ¿Se puede ser ateo y no ser así? Muchas veces lo dudo. Por eso uno se plantea otras posturas. Esa postura es el agnosticismo
Esta postura, a pesar de que no te da la respuesta la eterna pregunta de si dios existe, tiene varias características que las otras no tiene. El agnóstico jamás dará por cierta la existencia de dios, pero tampoco la inexistencia. Lo cierto es que siendo al agnóstico lo que uno hace es aceptar las limitaciones del ser humano sobre lo que puede conocer o no, y lo más importante. Partiendo de esta base, el agnóstico tratará de intentar comprender cualquiera de las posturas, y esto es así porque aquí lo que prima no es si dios existe o no, o si la ciencia tiene la razón en todo, sino saber hasta que punto puede llegar nuestro conocimiento, y es que para aprender hay que encontrar los límites, y a ser posible, superarlos. Pero también nos enseña que pese a la inutilidad que algunos ven en la religión, tienen aspectos culturales que son útiles para algunas personas, y sociedades. No olvidemos nunca que la religión, durante un tiempo, fue buena para el progreso de la humanidad, y creo, que pese a la incredulidad de muchos, todavía sigue siéndolo, al menos, para algunas personas.
Es por ello, que si yo fuera vosotros, sería agnóstico porque no se trata tanto de creer en una deidad, sino de conocer todo lo que hay detrás de ella.