jueves, 6 de septiembre de 2012

Anotaciones de un simio 5

En ocasiones me paro a analizar el mundo y me pregunto el porque de esta situación ¿Por que la sociedad ha perdido toda la fe, ya no en los políticos, sino en la misma política? ¿Por que ha aceptado todo lo que ocurría y ahora recogemos lo que se ha sembrado?
Hace poco, haciendo un recorrido por nuestra historia descubrí dos antes y después que nos cambiaron para siempre. El primero lo hallé después de la Segunda Guerra Mundial. Después de habernos metido en un conflicto armado que dejara a Europa devastada, empezamos a crear una nueva sociedad basada en ciertos compromisos de solidaridad, que como no, regularía un estado para que ésta de algún modo, evitando que nuestro lado más egoísta no la aceptara, se impusiera. En cualquier caso, los individuos aceptaron y avanzaron de buena gana hacia la reconstrucción de una Europa en ruinas. Fue así como nació la social-democracia, y con ella, el estado del bienestar. Él mismo que permitió que toda una serie de generaciones, de cualquier estamento, pudieran vivir en un país que les proporcionara una educación, una sanidad pública, además de una jubilación que le asegurara una vejez tranquila, es decir, practicamente una sociedad que nos diera la mismas posibilidades de prosperar en la vida.
Y es en ese momento, es cuando llegamos al segundo punto culminante de nuestra historia. La social-democracia no sólo aseguró lo antes mencionado, también dio a luz a nuevas generaciones que nacerían en una social-democracia ya construida. Resultó curioso que esas mismas generaciones no supieran apreciar este nuevo estado. Mientras sus progenitores se sentían orgullosos de haber llegado a crear una sociedad a priori más igualitaria de las que había habido jamás, sus hijos no la valoraban. La nueva generación consideró esta creación como algo dentro de lo normal, algo que ya estaba antes que ellos, y que por lo tanto estaba anclado en el pasado. Para nuestra sorpresa, no avanzó para mejorar este estado arcaico para ellos. No lo modernizó, pues su idea lo que debería ser el estado no era la misma. Su idea era tirando más a otra cosa. Lo progresista ya no era pensar en el colectivo. Ya no tenía tanto valor el grupo, sin embargo, si lo tenía el individualismo  De hecho el colectivo empezó a perder su valor a partir de esta generación que preferió centrarse en sus propios intereses. En un principio, en años como la conquista de los derechos de las mujeres, la lucha contra la segregación racial y otras nobles causas fueron de interés individual para estas nuevas generaciones, y se avanzó hacia un mundo más igualitario, más humano. Pero llegado los años 70 algo cambió. La intervención del estado social-demócrata empezó a verse como un obstáculo en las aspiraciones individuales de estos nuevos ciudadanos. Empezaron a despreciar lo que sus abuelos y padres consiguieron, centrándose cada vez más en ellos mismos. En resumen, se volvieron egoístas. Y no sólo eso, también sus políticos, pertenecientes a sus mismas generaciones. Y así fue como nació el neoliberalismo.
Con este nuevo monstruo ideológico la sociedad cambió. La política empezó a dejar de ser de interés público para la sociedad. Ésta ya no tranformaba la realidad, en todo caso impedía cambiarla. Y puesto que los intereses eran individuales, dificilmente iban a tener una representación en el estado. La mayor representación del individuo sería el propio individuo, y la política debía ocuparse entonces de tratar que ese individuo tuviera las menores restricciones posibles para hacerlo. En esta nueva sociedad ya no importaba el bienestar general, sino el interés individual. Así fue como los individuos se abandonaron a sus propios intereses, se encerraron en si mismos y olvidaron a la sociedad de la que ellos formaban parte. En consecuencia, la política quedó degradada. Puesto que cada persona buscaba sus propios intereses, y el pensamiento predominante era ese, los políticos no serían algo distinto, de tal forma que así comenzaría la desafección política que hoy reina en nuestra sociedad.

Ironías de la vida que esto ocurriera así. Como son también que ahora haya movimientos que traten de separarse de los poderes burocráticos, y que desde una posición que el propio sistema no contempla como un posible motor de cambio, quieran volver a recuperar la social-democracia que antaño fue un obstáculo para sus intereses individuales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario