miércoles, 5 de septiembre de 2012

La dialéctica del gorila con gafas 2

¿Nunca habéis odiado a la gente que mira a otra gente por encima del hombro porque creen tener un rasgo les hace especiales en comparación con el resto? Seguro que sabéis de lo que hablo. Son esas personas que se creen una especies de gurús de la sabiduría y luego son un saco de mierda. Perdón por el vulgarismo, pero es que me sacan de quicio. Porque encima tratan de hacernos sentir culpables por no ser como ellos, cuando ellos son igual que nosotros.

Hace unos días una persona allegada a mí me hizo saber que también conoce gente así, y para más inri, encima se tortura así misma leyendo perlas como "Vivo en un mundo de conformistas disfrazados de revolucionarios". Lo sé, estáis de acuerdo con lo que dice. Yo también. A mi lo que me molesta no la frase en si. Lo que me molesta es la persona, que es justamente una conformista más. Nadie lo puede negar, porque en esta sociedad somos conformistas, incluso el que detecta y se indigna por ello. Y me baso en la manera de actuar de estas personas.

¿Y cual es la forma de actuar de estas personas? Pues su manera de actuar es soltar obviedades que no se aplican al cuento, y luego acusar al resto del mismo pecado. Algunos incluso te echan la culpa de ahogar su espíritu revolucionario por ser un conformista. Aunque no lo seas, todo hay que decirlo. Lo peor es que ahí no acaba, porque es en ese momento en el que te han soltado una frase digna del mismísimo Che Guevara, Vladimir Lenin, Maximilien Robiespierre, y toda la casta de revolucionarios de nuestra historia, incluido héroes de cómics como V de Vendetta, que llegan al extasis del individuo transgresor. Un estado que dura hasta que por fin van de vientre. Entonces se tranquilizan. Lo que os decía del saco de mierda ahí lo tenéis plasmados. Pero lo único ciertos aquellos que quieren hacerte creer que eres un "poser" del Che, también lo son, y que si realmente no lo fueran, no importaría el número de conformistas que hubiera en la sociedad, porque un verdadero revolucionario es capaz de morir por sus principios. Y si es capaz de morir, también es capaz de fracasar en su empresa.

Claro que es cierto que en una sociedad como la de hoy en día es imposible que una revolución triunfe. Al menos, por el momento. Pero el hecho de que esto sea así no implica que al menos se puedan implantar unas bases, o contribuir con un pequeño granito de arena. No obstante, siempre será más fácil decir "Vivo en un mundo de conformistas disfrazados de revolucionarios" que analizar la situación para saber que cosas se pueden llegar a cambiar, y creedme, si te paras a hacer ese análisis, se puede llegar a cambiar algo.

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