Proyecto vital. Es un término que queda tan sumamente bien en un escrito. Uno cuando se plantea escribir algo siempre tiene un resquicio de su proyecto vital. Pero ¿Qué es el proyecto vital?
Pues señores, el proyecto vital es una quimera. Al menos en un mundo así. Y al menos, para personas como yo. El proyecto vital es eso que te planteas para que pase tu vida. Digamos que es el camino que vas a recorrer. Si no tienes lo medios para conseguirlo tu proyecto vital será un fracaso y tendrás que proponerte metas más acordes con tu situación (casi siempre es económica). Si eres una persona como yo, que es gilipollas de nacimiento y no sabe lo que quiere, es decir, un simio que piensa, no sabrás nunca cual es tu proyecto vital.
A lo largo de mi vida he querido ser muchas cosas. Primero quise ser astronauta, luego controlador aereo porque estos ganan "muchos dineros". Con el tiempo pensé en la arqueología porque me apasionaban estas cosas. Todo esto para acabar queriendo ser informático y posteriormente programador de videojuegos. Total, que ni uno, ni lo otro, porque ahora estudio historia porque quiero ser historiador ¿Pero quiero ser historiador?
No, no quiero ser historiador, me apasiona la historia, pero no quiero ser historiador. Quiero conocer la historia para conocer al ser humano y sus problemas, y así ser un buen político que detecte los problemas de la sociedad en su conjunto. Pero yo ya soy político, quizá no profesionalmente pero en la práctica si. Y tampoco me ha servido para alcanzar mi mayor aspiración como político, que es cambiar la sociedad. Eso si, conozco muchas más cosas sobre esta sociedad que la mayoría de políticos, profesionales y no profesionales.
También estudio historia porque es una ayuda a la hora de crear historias. Si conoces el alma humana, conocerás cuales son sus razones para actuar. Por eso no nos olvidemos, también soy escritor. Quizá no muy bueno, pero soy escritor.
Ahora me he dado cuenta de que tampoco estoy contento con ello. El fenómeno de los youtuber me ha calado hondo. He visto a gente grabándose haciendo lo que quiere y le gusta, y a la vez ganándose unas buenas suculentas cantidades de dinero. He pensado que cuando acabe la carrera ese debe ser mi proyecto vital. Grabarme haciendo lo que me gusta. Pero ¿Qué me gusta hacer?
No lo sé. En realidad mi proyecto de vida es una mierda. Como lo es el tuyo, y hablo de de ti, el que me está leyendo, y como lo es el de la mayoría de personas de este jodido mundo. El proyecto de vida es buscar metas que cuando alcanzas te das cuenta de que no son lo que querías relamente. Además parecen siempre enfocadas a una actividad relacionada con el mundo laboral. Ese es nuestro proyecto de vida. El de todos. Es una puta mierda envasada con fecha de caducidad.
Porque en las escuelas nos enseñan las respuestas de los distintos proyectos vitales, pero no nos enseñan a hacernos las preguntas para saber que proyectos vitales son los que realmente queremos. No nos enseñan ni si quiera a crearnos un proyecto alternativo para nosotros mismos. No señor, nos los exponen como en un escaparate y tú los compras. No los creas, los compras.
Mientras, yo sigo aquí sin saber cual es mi puto proyecto vital. Y no me digáis que hay que fijarse en las cosas pequeñas de la vida, que son las que hacen el día a día. Tampoco me vengáis con el cuento de que uno tiene que aprender a valorar lo que tiene, porque cuando se pierde, es cuando lo echas de menos. Eso es poesía barata. Yo ya me fijo en las cosas pequeñas, las disfruto y las valoro. De hecho si actúo es para conservar ese opio que me mantiene vivo. Pero cada vez necesito más opio...
lunes, 3 de diciembre de 2012
lunes, 5 de noviembre de 2012
La dialéctica del gorila con gafas 4
Soy de esa clase de personas que cuando escribe, escribe casi todo lo que piensa. Hoy no va a ser diferente, porque si lo hiciera traicionaría mis principios. De eso va un poco el tema de hoy, de la traición a los principios de uno, y a las acciones disfrazadas de otros.
Alguno ya se imaginará que estamos hablando de política. Hoy en día los políticos son los que más valores propios de su ideología traicionan, y muy especialmente, son los que más enmascaran sus acciones. Esto en consecuencia causa una desconfianza en el ciudadano sobre la política. Lo asombroso es que sean pocos los ciudadanos los que se den cuenta de que este es el objetivo principal de estos individuos, porque si el ciudadano no cree que la política sirve para cambiar realidades adversas, estos tendrán vía libre para hacer y deshacer con impunidad. Es aquella frase que tantas veces he oído "Tú puedes pasar de la política, pero la política no pasará de ti". En los últimos tiempos hemos visto como esta premisa se ha cumplido.
No obstante, hoy tenemos que hablar de esa clase de políticos, los traidores, y los artistas del disimulo. Empezando por los que he citado al principio.
Me costó bastante entender que en el mundo la palabra "neutral" no existe, porque si existiera, sería justo. Sin embargo, he visto a lo largo de mi vida como dos posturas antagónicas, la derecha y la izquierda, se acercaban. Algo que la gente parecía ver bien. Los extremismos son malos, no se puede uno posicionar ahí. Hay que estar en el centro. Eso es lo que le ha pasado a la izquierda. Se ha ido yendo cada vez más al centro, aceptando las reglas del juego de un sistema que por definición era y es de derechas. No se explica de ninguna otra manera que partidos que representaran corrientes como el socialismo actuaran de una manera tan impropia. La prueba está en el tipo de políticas que han llevado a cabo en muchos casos. Optaron por dar más libertad a los mercados, dejando que estos actuaran sin ningún control por el mundo. Es cierto, trataron de redistribuir la riqueza que se creaba a través de ello. Pero eso no fue suficiente y hoy lo estamos viendo. Han llegado las vacas flacas en nuestro país y hemos descubierto que en lo referente a la economía no tenemos ninguna alternativa que no sea la que la derecha siempre ha propuesto.
Por eso tanto izquierda como derecha actúan igual. He ahí el quid de la cuestión. Aunque en los estados gobernados por la izquierda se optara por políticas sociales, (como la sanidad, la educación, etc...) esas políticas se cimentaban bajo una estructura económica que era los más antisocial posible. El tercer mundo era testigo de ello. La teoría utilitarista del el mal de unos servía para crear el bienestar de otros, y como no podía ser de otra forma, cuando el sistema se desplomó, la verdadera cara de este mundo surgió. Una cara cínica y cruel. El mayor pecado de la izquierda fue no seguir trabajando por crear un modelo económico propio, que fuera más justo con el mundo, y que evitara lo que pasaba y lo que está pasando ahora mismo. Lo cual nos lleva a hablar de los reyes del disfraz: la derecha.
La derecha es aquella que defiende con más ímpetu la palabra neutral, porque la palabra neutral significa no tener un dogma político. Su mayor logro ha sido decir que políticas como las de los recortes que estamos sufriendo ahora, no sea una cuestión de ideología, sino que es una cuestión de pragmatismo, de que ahora hay que ajustarse el cinturón. Ponen de ejemplo a los partidos de izquierda que siguen, los pocos que todavía gobiernan, el mismo tipo de políticas. Pero no es así. Esto no es una cuestión de simple austeridad, sino de que la austeridad en el gasto público es símbolo de la derecha. Lo puede hacer la izquierda si, pero es símbolo de la derecha. Lo cual nos lleva a la parte final de este escrito.
La izquierda actúa como la derecha en materia económica porque no ha sido capaz de crear una alternativa (hay una voluntad de crear un estado y modelos económicos más justos y sostenibles, sólo hay que leerse los programa electorales de algunos de los partidos que representan a la izquierda). Ahora lo está haciendo, pero tardarán bastante tiempo en volver a recuperar la confianza y la fuerza que tuvieron en la ciudadanía. Esto es así porque en el pasado, como ya he señalado antes, aceptaron las reglas del juego traicionando a sus principios. Esta traición, a su misma vez, sirvió a la derecha para justificar que las medidas antisociales que se toman no son una cuestión de ideologías, sino de austeridad. La prueba está en que no aportan ninguna nueva alternativa de crecimiento en sus programas electorales. Del mismo modo, el discurso a entrado en los ciudadanos que ya no ven a la política útil y dejan que esta vaya a sus anchas sin ningún tipo de control. Sin embargo, son estos ciudadanos los que hoy tienen la última palabra, porque aunque ellos crean que no sirve, cuando la voluntad de un pueblo se manifiesta con fuerza, la voluntad se hace realidad. Si no la utilizamos, seremos nosotros los que traicionemos nuestros principios como la numerosa masa de personas que somos.
domingo, 4 de noviembre de 2012
1-4
El helicóptero ya había despegado y todos mirábamos al misterioso guardia. Teníamos que quitárnoslo de encima pronto. Rainen me miró asintiendo y justo cuando iba a desenfundar, el guardia habló.
- Vosotros no sois mozos de carga. No trabajáis para el gobierno. Estáis aquí para llevar a cabo el asesinato de Hitcov. Así que dejad de mirarme con cara de pocos amigos, y tú vuelve a enfundar el arma. Yo estoy aquí por lo mismo que vosotros. -
Todos quedamos perplejos ante su confesión. Durante varios segundos seguimos mirándonos los unos a los otros, hasta que me dirigí a ella en un tono más amistoso del que nuestras caras habían reflejado antes.
- ¿Cual es tu plan?. -
- ¿Cual es el vuestro?. -
Yo seguía sin confiar. Pensé podría ser simplemente una trampa. Así que insistí.
- Dinos cual es el tuyo.
- Mirad...no tengo todo el día. Mi plan es disparar desde el helicóptero con la preciosidad que hay detrás del mediociborg. -
Rainen miró detrás y vio un bazoka del modelo BK2. En el acto Rainen soltó una carcajada.
- Con eso no podrás destruir nada. Será una simple explosión que dejará ilesa la barrera de energía del Bismax. Debes estar de broma.
- No estoy de broma medio hombre. El BK2 tiene varias modificaciones. La barrera de energía no podrá absorber todo el impacto. Además, Ekdal habrá desactivado el ordenador central. ¿No es así Ekdal? -
De repente todo cobró sentido. Por eso Ekdal estuvo nervioso durante todo el camino. Él era un colaborador de ese extraño individuo. ¿Habría estado utilizándonos para servirle? De ser así habría traicionado al grupo.
- !Parece que la cosa se está poniendo tensa¡ - exclamó soltando una carcajada el guardia.
- Dejad de mirarle como si fuera un traidor. Sé cuales son vuestros planes y os conozco a cada uno de vosotros. Soy una ciudadana del distrito Alfa, y os llevo vigilando desde hace mucho tiempo. Más concretamente, desde que los hombres de Wildman empezaron a desaparecer. -
No entendía nada, y aquella conversación se estaba volviendo cada vez más incómoda. Su soberbia a la hora de hablar me enervaba.La paciencia se me empezaba a acabar, y su jueguecito ya me había cansado. Así que cogí el arma y apuntándole a la cara empecé a interrogarle.
- Me importa una mierda lo que sepas, y que seas una mujer del distrito. Sólo me importa nuestra misión, y si tus propósitos la ponen en peligro no dudaré en dispararte. Así que ya puedes ir confesar que tramas y por qué. Porque señorita, ya me están cansando tus jueguecitos. -
Todos me miraron atónitos. Todos menos ella que no pareció inmutarse. Yo sabía, que todo era una simple apariencia, y que por dentro estaba más nerviosa que nosotros. Pero por algún extraño motivo, su frialdad me fascinaba. Si hubiera estado en el grupo, seguro que jamás nos hubiera traicionado.
- Tranquilo. No dispares. Estoy en vuestro bando.
- ¿Cuéntame algo nuevo? Dime, ¿Por qué estás aquí?
- Mi padre fue asesinado por Wildman. Él era un pequeño comerciante del distrito Alfa. Uno de los más famosos, ya que su tienda poseía los aparatos más sofisticados de toda Oztral. De hecho, vuestros dispositivos de identificación, son de allí. Ekdal sólo los modificó implementándole un software como el del resto.
- Es cierto eso Ekdal ¿Creí que los habías fabricado tú?
Ekdal asintió. El bueno de Ekdal no era tan bueno construyendo aparatos después de todo.
- Ekdal los cogió el día que mi padre fue asesinado. Cuando los sicarios se fueron, aprovechó para robarlos. -
- No los robé, no eran de nadie ya. Además, eso pasó antes de unirme a vuestra causa. Los quería configurar para ganarme unas perras. Antes de unirme a vosotros yo era un hacker que se ganaba la vida creando software. Luego llegasteis vosotros, y me di cuenta de mi verdadera razón de ser. -
- Podrías habérmelos dejado a mi. Yo también necesitaba ganarme la vida, y como eran de la tienda, y la tienda la llevábamos mi padre y yo, me pertenecían. -
- !Ya basta¡ ¿Qué tiene que ver todo eso con nosotros? - pregunté cansado de su discusión.
- Mi padre era un buen hombre, y su talento era de gran valor. Por eso cuando la mafia se dio cuenta de ello, fue a buscarlo. Todo empezó un día en que uno de los hombres de Wildman se acercó a la tienda pidiendo que mi padre se pusiera a su servicio. Mi padre se negó. Él no quería formar parte del juego. Así que le dieron un mes para que repensara su propuesta. Al final, no aceptó y le llenaron el cuerpo de plomo ante mis ojos. Yo estaba escondida cuando ocurrió. Al cabo del tiempo, corrió la noticia de que los hombres de Wildman estaban siendo asesinados. -
- Eso fue lo que te llevo ante nosotros. -
-Si, y vi como el mangante que tenéis como informático estaba entre vosotros. -
- Ekdal es un miembro de gran importancia en nuestra organización. No creo que sea un mangante. Se te devolverá el favor cuando el peligro haya pasado -
- Sé que no tenéis ningún plan de huída. Por eso pensé en modificar uno de estos bazokas. Es más fácil huír teniendo el helicóptero controlado. -
- Si el Bismax se desploma morirán muchísimas personas. No podemos permitir que hagas eso. -
- Es lo mejor. Si el plan fracasara al menos tendríamos la posibilidad de oír. Además, este bazoka no derribará el edifició. Como mucho formara un agujero en la fachada. Pero de momento, lo dispararé contra esos helicópteros que se acercan. -
- ¡Mierda! Nos han descubierto. Ekdal, pon en marcha el plan. Hay un cambio de planes y necesitamos que el ordenador central no controle el helicóptero. Steiner intenta dirigir el helicóptero hacia las afueras. -
Los proyectiles empezaban a volar sobre nosotros. Por momentos creí que nos alcanzarían y que nuestras vidas acabarían sucumbiendo, como lo habían hecho otras, a la fuerza del estado opresor. Pero el programa de Ekdal logró colapsar el sistema y Steiner controlar el helicóptero. Rainen se unió a la desconocida y yo empecé a pensar en que haríamos en las afueras de la ciudad.
Finalmente, un proyectil nos alcanzó y aterrizamos forzosamente en el árido desierto. Por suerte, Steiner consiguió que el helicóptero no se hiciera trizas con nosotros dentro y sobrevivimos sin grandes daños. Estabamos en las afueras, y los helicópteros empezaron a aterrizar alrededor nuestro. El plan había fracasado y nuestro fin se aproximaba
- Vosotros no sois mozos de carga. No trabajáis para el gobierno. Estáis aquí para llevar a cabo el asesinato de Hitcov. Así que dejad de mirarme con cara de pocos amigos, y tú vuelve a enfundar el arma. Yo estoy aquí por lo mismo que vosotros. -
Todos quedamos perplejos ante su confesión. Durante varios segundos seguimos mirándonos los unos a los otros, hasta que me dirigí a ella en un tono más amistoso del que nuestras caras habían reflejado antes.
- ¿Cual es tu plan?. -
- ¿Cual es el vuestro?. -
Yo seguía sin confiar. Pensé podría ser simplemente una trampa. Así que insistí.
- Dinos cual es el tuyo.
- Mirad...no tengo todo el día. Mi plan es disparar desde el helicóptero con la preciosidad que hay detrás del mediociborg. -
Rainen miró detrás y vio un bazoka del modelo BK2. En el acto Rainen soltó una carcajada.
- Con eso no podrás destruir nada. Será una simple explosión que dejará ilesa la barrera de energía del Bismax. Debes estar de broma.
- No estoy de broma medio hombre. El BK2 tiene varias modificaciones. La barrera de energía no podrá absorber todo el impacto. Además, Ekdal habrá desactivado el ordenador central. ¿No es así Ekdal? -
De repente todo cobró sentido. Por eso Ekdal estuvo nervioso durante todo el camino. Él era un colaborador de ese extraño individuo. ¿Habría estado utilizándonos para servirle? De ser así habría traicionado al grupo.
- !Parece que la cosa se está poniendo tensa¡ - exclamó soltando una carcajada el guardia.
- Dejad de mirarle como si fuera un traidor. Sé cuales son vuestros planes y os conozco a cada uno de vosotros. Soy una ciudadana del distrito Alfa, y os llevo vigilando desde hace mucho tiempo. Más concretamente, desde que los hombres de Wildman empezaron a desaparecer. -
No entendía nada, y aquella conversación se estaba volviendo cada vez más incómoda. Su soberbia a la hora de hablar me enervaba.La paciencia se me empezaba a acabar, y su jueguecito ya me había cansado. Así que cogí el arma y apuntándole a la cara empecé a interrogarle.
- Me importa una mierda lo que sepas, y que seas una mujer del distrito. Sólo me importa nuestra misión, y si tus propósitos la ponen en peligro no dudaré en dispararte. Así que ya puedes ir confesar que tramas y por qué. Porque señorita, ya me están cansando tus jueguecitos. -
Todos me miraron atónitos. Todos menos ella que no pareció inmutarse. Yo sabía, que todo era una simple apariencia, y que por dentro estaba más nerviosa que nosotros. Pero por algún extraño motivo, su frialdad me fascinaba. Si hubiera estado en el grupo, seguro que jamás nos hubiera traicionado.
- Tranquilo. No dispares. Estoy en vuestro bando.
- ¿Cuéntame algo nuevo? Dime, ¿Por qué estás aquí?
- Mi padre fue asesinado por Wildman. Él era un pequeño comerciante del distrito Alfa. Uno de los más famosos, ya que su tienda poseía los aparatos más sofisticados de toda Oztral. De hecho, vuestros dispositivos de identificación, son de allí. Ekdal sólo los modificó implementándole un software como el del resto.
- Es cierto eso Ekdal ¿Creí que los habías fabricado tú?
Ekdal asintió. El bueno de Ekdal no era tan bueno construyendo aparatos después de todo.
- Ekdal los cogió el día que mi padre fue asesinado. Cuando los sicarios se fueron, aprovechó para robarlos. -
- No los robé, no eran de nadie ya. Además, eso pasó antes de unirme a vuestra causa. Los quería configurar para ganarme unas perras. Antes de unirme a vosotros yo era un hacker que se ganaba la vida creando software. Luego llegasteis vosotros, y me di cuenta de mi verdadera razón de ser. -
- Podrías habérmelos dejado a mi. Yo también necesitaba ganarme la vida, y como eran de la tienda, y la tienda la llevábamos mi padre y yo, me pertenecían. -
- !Ya basta¡ ¿Qué tiene que ver todo eso con nosotros? - pregunté cansado de su discusión.
- Mi padre era un buen hombre, y su talento era de gran valor. Por eso cuando la mafia se dio cuenta de ello, fue a buscarlo. Todo empezó un día en que uno de los hombres de Wildman se acercó a la tienda pidiendo que mi padre se pusiera a su servicio. Mi padre se negó. Él no quería formar parte del juego. Así que le dieron un mes para que repensara su propuesta. Al final, no aceptó y le llenaron el cuerpo de plomo ante mis ojos. Yo estaba escondida cuando ocurrió. Al cabo del tiempo, corrió la noticia de que los hombres de Wildman estaban siendo asesinados. -
- Eso fue lo que te llevo ante nosotros. -
-Si, y vi como el mangante que tenéis como informático estaba entre vosotros. -
- Ekdal es un miembro de gran importancia en nuestra organización. No creo que sea un mangante. Se te devolverá el favor cuando el peligro haya pasado -
- Sé que no tenéis ningún plan de huída. Por eso pensé en modificar uno de estos bazokas. Es más fácil huír teniendo el helicóptero controlado. -
- Si el Bismax se desploma morirán muchísimas personas. No podemos permitir que hagas eso. -
- Es lo mejor. Si el plan fracasara al menos tendríamos la posibilidad de oír. Además, este bazoka no derribará el edifició. Como mucho formara un agujero en la fachada. Pero de momento, lo dispararé contra esos helicópteros que se acercan. -
- ¡Mierda! Nos han descubierto. Ekdal, pon en marcha el plan. Hay un cambio de planes y necesitamos que el ordenador central no controle el helicóptero. Steiner intenta dirigir el helicóptero hacia las afueras. -
Los proyectiles empezaban a volar sobre nosotros. Por momentos creí que nos alcanzarían y que nuestras vidas acabarían sucumbiendo, como lo habían hecho otras, a la fuerza del estado opresor. Pero el programa de Ekdal logró colapsar el sistema y Steiner controlar el helicóptero. Rainen se unió a la desconocida y yo empecé a pensar en que haríamos en las afueras de la ciudad.
Finalmente, un proyectil nos alcanzó y aterrizamos forzosamente en el árido desierto. Por suerte, Steiner consiguió que el helicóptero no se hiciera trizas con nosotros dentro y sobrevivimos sin grandes daños. Estabamos en las afueras, y los helicópteros empezaron a aterrizar alrededor nuestro. El plan había fracasado y nuestro fin se aproximaba
lunes, 1 de octubre de 2012
La dialéctica del gorila con gafas 3
Sorprende a veces la incapacidad del ser humano para ver más allá de lo que un ilusionista nos presenta. Quiero pensar que durante un tiempo todos nos preguntábamos donde estaba el secreto del truco, y que muchos tratábamos por todos los medios encontrar la clave de su magia. Lamentablemente hoy en día ya no es así. Ahora cuando se nos muestra la ilusión nos lo tragamos sin pensar en como lo ha conseguido. Simplemente nos obcecamos en creer que realmente es real, y la fe puede más que el sentido común.
Uno se da cuenta de ello cuando los grandes ilusionistas de nuestro tiempo, los políticos, nos meten dobladas una y otra vez sus malas artes. Puede que haya algunos que si, que son sinceros y te explica tal cual el truco. Pero otros dejan ver lo que nos interesa, y si lo que les interesa mostrar es que un estado está sobrexplotando a una región en concreto lo harán. Mientras estos habilmente seguirán ejecutando sus verdaderas malas artes, y justificaran el resultado de estas enseñándonos sólo una parte del truco. Así todo cuadrará y se completará el truco a la perfección siendo el público engañado.
¿Pero y si se destapara todo el truco? ¿Seguiría el público creyendo en él? La lógica dice que no, pero el ser humano como he dicho, prefiere obcecarse en su fe, y si la fe dice que su situación se debe a que cierto ente se está llevando lo que es suyo creerá que es así. Tendrán cierta razón, en parte. No olvidemos que toda ilusión tiene algo de real, y algo de falso. La esencia de esta es ni más ni menos que cambiarle la cara al ente. Lo que se conoce como chivo expiatorio. El truco entonces sería el siguiente.
El ilusionista dice que él los ha hecho pobres por culpa de alguien que les quita lo que es suyo. Hasta aquí, todo es cierto. La verdadera ilusión viene cuando el ilusionista le pone nombre al que les quita lo que en teoría es suyo, y digo le pone nombre, porque si no fuera un ilusionista, no le pondría nombre, sino que diría el nombre del que realmente les roba el dinero.
Ya habréis llegado a la conclusión de que hablamos de España y Catalunya. El truco es decir que hay un expolio de Catalunya por parte de España, y que por ello la situación de los catalanes se es tan precaria. Pero lo que no dicen es que el verdadero expolio no lo realiza España. El verdadero expolio es un grupo minoritario de personas que tienen una gran suma de dinero que no se somete a las leyes del país. Echan la culpa a España de que no tengan una hacienda propia, pero no dicen que Catalunya puede gestionar los impuestos directos, que son los que afectan a esas grandes fortunas. No dicen que en la Constitución hay un artículo que estipula que los impuestos deben ser progresivos y no regresivos como son ahora. No dicen que ese dinero que evaden de pagar esas grandes fortunas es el gran culpable de que en Catalunya sus servicios sanitarios y educativos se estén volviendo cada vez más deficientes. Y tampoco dicen que ellos les dan el beneplácito para que lo sigan haciendo buscando una cabeza de turco alternativa. Eso no lo dicen, y aunque otros lo digan, como dije, una vez realizado el truco, la gente se obceca en creer la mentira antes que averiguar la verdad.
No importa que el expolio que destruye la calidad de vida sea el de clase, seguirá siendo la premisa creer que es el expolio fiscal el que nos relega a ser ciudadanos de tercera.
http://www.vnavarro.org/?p=6498
Uno se da cuenta de ello cuando los grandes ilusionistas de nuestro tiempo, los políticos, nos meten dobladas una y otra vez sus malas artes. Puede que haya algunos que si, que son sinceros y te explica tal cual el truco. Pero otros dejan ver lo que nos interesa, y si lo que les interesa mostrar es que un estado está sobrexplotando a una región en concreto lo harán. Mientras estos habilmente seguirán ejecutando sus verdaderas malas artes, y justificaran el resultado de estas enseñándonos sólo una parte del truco. Así todo cuadrará y se completará el truco a la perfección siendo el público engañado.
¿Pero y si se destapara todo el truco? ¿Seguiría el público creyendo en él? La lógica dice que no, pero el ser humano como he dicho, prefiere obcecarse en su fe, y si la fe dice que su situación se debe a que cierto ente se está llevando lo que es suyo creerá que es así. Tendrán cierta razón, en parte. No olvidemos que toda ilusión tiene algo de real, y algo de falso. La esencia de esta es ni más ni menos que cambiarle la cara al ente. Lo que se conoce como chivo expiatorio. El truco entonces sería el siguiente.
El ilusionista dice que él los ha hecho pobres por culpa de alguien que les quita lo que es suyo. Hasta aquí, todo es cierto. La verdadera ilusión viene cuando el ilusionista le pone nombre al que les quita lo que en teoría es suyo, y digo le pone nombre, porque si no fuera un ilusionista, no le pondría nombre, sino que diría el nombre del que realmente les roba el dinero.
Ya habréis llegado a la conclusión de que hablamos de España y Catalunya. El truco es decir que hay un expolio de Catalunya por parte de España, y que por ello la situación de los catalanes se es tan precaria. Pero lo que no dicen es que el verdadero expolio no lo realiza España. El verdadero expolio es un grupo minoritario de personas que tienen una gran suma de dinero que no se somete a las leyes del país. Echan la culpa a España de que no tengan una hacienda propia, pero no dicen que Catalunya puede gestionar los impuestos directos, que son los que afectan a esas grandes fortunas. No dicen que en la Constitución hay un artículo que estipula que los impuestos deben ser progresivos y no regresivos como son ahora. No dicen que ese dinero que evaden de pagar esas grandes fortunas es el gran culpable de que en Catalunya sus servicios sanitarios y educativos se estén volviendo cada vez más deficientes. Y tampoco dicen que ellos les dan el beneplácito para que lo sigan haciendo buscando una cabeza de turco alternativa. Eso no lo dicen, y aunque otros lo digan, como dije, una vez realizado el truco, la gente se obceca en creer la mentira antes que averiguar la verdad.
No importa que el expolio que destruye la calidad de vida sea el de clase, seguirá siendo la premisa creer que es el expolio fiscal el que nos relega a ser ciudadanos de tercera.
http://www.vnavarro.org/?p=6498
jueves, 27 de septiembre de 2012
1-3
Llevábamos casi una hora esperando y Steiner todavía no llegaba. El frío de la mañana seguía calando hondo, y no podía dejar de maldecir a Steiner por su tardanza. Llegaba quince minutos tarde ¿Le habría pasado algo? Pensé que descargar un camión no es una tarea que se pudiera cronometrar con tanta exactitud. Así que traté de aguantar aquel frío glacial, y seguí esperando.
Ekdal estaba a mi lado, un tanto nervioso e impaciente. Parecía más tenso que yo incluso. Le di un empujón con el hombro para llamar su atención. Me miró algo sorprendido y luego sonrío.
- ¿El gran Ekdal está nervioso? -
- No es eso. -
- ¿Entonces? -
- ¿Recuerdas por qué me metí en esto? -
- Si, querías grabar tu nombre en los anales de la historia del mundo virtual. -
- Exacto. -
- Sigo sin cogerte camarada ¿Qué sucede? -
- Es muy bonito pasar a la historia. Pero ¿De que te sirve si no estás vivo para saberlo? ¿Y si sale mal? Seremos borrado del mundo, de la existencia. Igual seríamos noticia los dos primeros días. Luego, después de que nos ejecutaran, seríamos borrados de los archivos y nunca más se volvería a hablar de nosotros. Nuestra hazaña no serviría para nada. -
- Por eso no podemos fallar. No debes preocuparte por ello. Si lo conseguimos pasaremos a la historia. No lo dudes. Nuestro acto será el principio de algo nuevo. Muramos o no en el intento, no importa. Lo que importa es que habremos comenzado algo que otros como nosotros continuarán. Nosotros abriremos la veda. No somos los únicos en contra de este podrido sistema, pero si seremos los primeros en hacer algo contra él. Si esto funciona, el resto pensará que es posible acabar con el sistema. Es algo simbólico ¿Entiendes? -
- Supongo que tienes razón. -
A pesar de su respuesta, seguía sin parecer muy convencido de lo que le había dicho. Notaba a Ekdal disperso. Como en otro lugar. Algo parecía atormentarle.
Pasaron otros diez minutos hasta que el camión de Steiner cruzara ante nosotros. Vi como Rainen y otros camaradas salían corriendo desde los oscuros callejones hacia el transporte. Ekdal y yo esperamos a que pasara por delante nuestro. Cuando al fin lo hizo, corrimos a una velocidad endiablada para atrapar el camión y entramos en la parte trasera.
Una vez dentro permanecimos en silencio mirándonos los unos a los otros. Todos estábamos con el semblante serio e impasible. Todos excepto Ekdal, que se le veía inquieto. Por un momento creí que bajaría del camión.
- ¿Recordáis todos el plan? -
Todos asintieron. Parecían estar totalmente convencidos de lo que íbamos a hacer. Hubiera dado cualquier cosa por saber lo que pensaba cada uno en aquel momento. Aunque supuse que sería algo parecido a lo que yo pensaba. Por mi parte, no se me quitaba de la cabeza que avanzaba hacia mi propia muerte, y que no me obligaban a ello, si no que lo hacía por voluntad propia. Algo así como un suicidio. Eso si, sería un suicidio por una noble causa. Pero no pude evitar que se me pasara por la cabeza una incógnita difícil de contestar ¿Era morir matando algo noble? Pensé en la ironía que suponía, pero luego recordé que no pretendíamos ser éticos con nuestras acciones. Sólo perseguíamos un objetivo, y con el tiempo que fuera la propia sociedad quien nos juzgara. A veces el fin justifica los medios, especialmente cuando hay otro medio para conseguir algo. Yo quería pensar que la sociedad nos juzgaría teniendo en cuenta eso.
El camión dejó de moverse y oímos la puerta de la cabina abriéndose. Steiner se dirigía a noquear al guardia en aquellos momentos. No tardó ni cinco minutos en volver a por nosotros, y cuando llegó le seguimos hacia donde el guardia atado y amordazado descansaba plácidamente. En la garita había un escritorio con varios monitores colgados en la pared. Desde estos se observaban los distintos puntos del hangar de camiones. En la silla de ruedas, yacía el vigilante. Parecía feliz. Seguramente era la primera vez que descansaba en muchas horas.
Ekdal se ofreció a trepar por el conducto de aire e ir a por los monos de trabajo reglamentarios. Pasaron veinte largos minutos en los que uno pensaba si el plan saldría bien. Saliera como saliera, ya era demasiado tarde para echarse atrás. Finalmente Ekdal llegó con los trajes. Nos los entregó junto con el dispositivo móvil.
Una vez vestidos nos dirigimos al ascensor para subir a la parte alta de la torre. El ascensor tardó casi diez minutos en llegar hasta allí. El ascenso se hizo interminable. Por momentos pensé que nos dirigíamos hacia el cielo nublado, hasta que al fin el timbre del ascensor nos alertó de que estábamos en la planta.
Al salir nos encontramos con algo verdaderamente extraño para nosotros. La luz del nos daba de lleno. La mayoría nunca habíamos visto tanta luz solar, tanta calor concentrada en un punto. Era increíble. Los rayos del sol en los distritos eran casi un mito. Aunque había lugares específicos donde en algún momento del día estos se posaban y podías disfrutarlo durante unos pocos minutos. Pero aquello era la magnificencia absoluta. El cálido halo de luz que proyectaba la bola de fuego nos emocion.
La azotea era una gran pista de aterrizaje llena de helicópteros. Había hasta siete de ellos. El ascensor estaba en el centro. A su alrededor había tres montacargas. Si trazabas tres líneas juntando los puntos formabas un triángulo isósceles. Alrededor del triángulo estaban situados los helicópteros.
Nosotros nos dirigimos al montacargas más próximo al C045. Era el helicóptero que más desentonaba. Era el más grande y estaba equipado con armas de fuego, y el que se dirigía al Bimax. No obstante, yo no pude aguantar la curiosidad y fui a mirar que había en las afueras de la ciudad. Me desvié un poco de donde estaba el C045 para asomarme. La imagen que se descubría ante mis ojos me dejó atónito. Un inmenso océano dónde no se distinguía nada más que agua, y más agua en el horizonte ¿Estaba Oztral construída sobre un océano? Pocos habitantes del distritos pobres debían saber que había a las afueras, ya que estos no solían ver más allá de ellos. Yo era uno de los pocos que sabía que rodeaba Oztral en aquel momento. Al menos, hasta que aquel guardia empezó a hablarme.
- ¡Tú! Vuelve al trabajo y deja de mirar hacia las afueras. Por mucho que quieras huir no lo conseguirías. Ya has visto que estamos rodeado de un océano de agua salada, aunque no lo que rodea Oztral es h2o. -
- ¿Eh? -
- Nada, vuelve al trabajo compañero. No hagas que te abra un expediente disciplinario. -
- ¿Qué hay en el otro extremo? -
- Hay otro océano, pero de arena. Oztral está construida en la playa de un desierto. -
- ¿Dónde están las minas y las granjas entonces? -
- Vuelve al trabajo pedazo de escoria. -
- Enseguida. -
Aquel hombre tenía una voz metalizada. Su gorra y gafas de aviador ocultaban su rostro y a pesar de su voz no parecía uno de esos severos policías del gobierno. Su forma de andar era extraña para un guardia. Se movía como una gacela. Parecía que se deslizara a través del aire. Sólo las mujeres se movían así, y sólo una clase de mujeres: las de los suburbios. Algo me decía que aquella persona estaba metida en algún tipo de asunto como el nuestro. Aunque había oído hablar de un cuerpo de seguridad secreto que había en el gobierno llamado los Condotieros. Aquel cuerpo estaba formado por personas que vivían en los distritos pobres y se les pagaba un dinero por hacerse pasar por ciudadanos de los distritos pobres e infiltrarse en aquellas sociedades clandestinas que se encontraban debajo de la ciudad. A veces incluso se infiltraban en las mafias para tenerlas controladas tramaban. Aunque desde que las mafias se convirtieron en un ente que servía al gobierno, los condotieros casi no tenían razón de existir. Así que muchos de ellos acabaron ocupando puestos de pocamonta, mientras el resto seguiría en el subsuelo indagando sobre que conspiraciones se estaban gestando contra Hitcov. El guardia tenía pinta de ser uno de esos condotieros relegados a puesto de menor importancia. Fuera quien fuera, tenía un objetivo y casi lo echaba a perder por soñar despierto.
Sin más demora, volví a cargar las cajas de suministros en el helicoptero junto al resto de mis camaradas.
Ya habíamos terminado el trabajo cuando el guardia de antes se dirigió hacia nosotros:
- ¿Cual es vuestro helicóptero?
- !Éste, señor¡- respondí yo.
- No puede ser. Dejadme ver vuestros dispositivos.
Se los entregamos. Los miró con cara de incredulidad. El falso dispositivo había funcionado. Sin embargo, el guardia se mostraba reacio a creerlo. No se fiaba de nosotros, y nosotros tampoco de él. Yo todavía creía que aquella persona que había detrás del uniforme era sospechosa ¿Sería de la policía secreta? Era imposible, puesto que excepto Steiner por su trabajo, habíamos permanecido juntos durante todos aquellos meses. No se nos podía escapar ningún tipo de posible infiltrado ya que de ser así lo hubiéramos detectado. Pero aquel tipo sospechaba algo.
- Subiré con vosotros. -
Todos nos miramos y asentimos. Steiner levantó su pulgar sin que el guardia mirada y se lo acercó al cuello. Su gesto fue claro: había que liquidarlo.
Ekdal estaba a mi lado, un tanto nervioso e impaciente. Parecía más tenso que yo incluso. Le di un empujón con el hombro para llamar su atención. Me miró algo sorprendido y luego sonrío.
- ¿El gran Ekdal está nervioso? -
- No es eso. -
- ¿Entonces? -
- ¿Recuerdas por qué me metí en esto? -
- Si, querías grabar tu nombre en los anales de la historia del mundo virtual. -
- Exacto. -
- Sigo sin cogerte camarada ¿Qué sucede? -
- Es muy bonito pasar a la historia. Pero ¿De que te sirve si no estás vivo para saberlo? ¿Y si sale mal? Seremos borrado del mundo, de la existencia. Igual seríamos noticia los dos primeros días. Luego, después de que nos ejecutaran, seríamos borrados de los archivos y nunca más se volvería a hablar de nosotros. Nuestra hazaña no serviría para nada. -
- Por eso no podemos fallar. No debes preocuparte por ello. Si lo conseguimos pasaremos a la historia. No lo dudes. Nuestro acto será el principio de algo nuevo. Muramos o no en el intento, no importa. Lo que importa es que habremos comenzado algo que otros como nosotros continuarán. Nosotros abriremos la veda. No somos los únicos en contra de este podrido sistema, pero si seremos los primeros en hacer algo contra él. Si esto funciona, el resto pensará que es posible acabar con el sistema. Es algo simbólico ¿Entiendes? -
- Supongo que tienes razón. -
A pesar de su respuesta, seguía sin parecer muy convencido de lo que le había dicho. Notaba a Ekdal disperso. Como en otro lugar. Algo parecía atormentarle.
Pasaron otros diez minutos hasta que el camión de Steiner cruzara ante nosotros. Vi como Rainen y otros camaradas salían corriendo desde los oscuros callejones hacia el transporte. Ekdal y yo esperamos a que pasara por delante nuestro. Cuando al fin lo hizo, corrimos a una velocidad endiablada para atrapar el camión y entramos en la parte trasera.
Una vez dentro permanecimos en silencio mirándonos los unos a los otros. Todos estábamos con el semblante serio e impasible. Todos excepto Ekdal, que se le veía inquieto. Por un momento creí que bajaría del camión.
- ¿Recordáis todos el plan? -
Todos asintieron. Parecían estar totalmente convencidos de lo que íbamos a hacer. Hubiera dado cualquier cosa por saber lo que pensaba cada uno en aquel momento. Aunque supuse que sería algo parecido a lo que yo pensaba. Por mi parte, no se me quitaba de la cabeza que avanzaba hacia mi propia muerte, y que no me obligaban a ello, si no que lo hacía por voluntad propia. Algo así como un suicidio. Eso si, sería un suicidio por una noble causa. Pero no pude evitar que se me pasara por la cabeza una incógnita difícil de contestar ¿Era morir matando algo noble? Pensé en la ironía que suponía, pero luego recordé que no pretendíamos ser éticos con nuestras acciones. Sólo perseguíamos un objetivo, y con el tiempo que fuera la propia sociedad quien nos juzgara. A veces el fin justifica los medios, especialmente cuando hay otro medio para conseguir algo. Yo quería pensar que la sociedad nos juzgaría teniendo en cuenta eso.
El camión dejó de moverse y oímos la puerta de la cabina abriéndose. Steiner se dirigía a noquear al guardia en aquellos momentos. No tardó ni cinco minutos en volver a por nosotros, y cuando llegó le seguimos hacia donde el guardia atado y amordazado descansaba plácidamente. En la garita había un escritorio con varios monitores colgados en la pared. Desde estos se observaban los distintos puntos del hangar de camiones. En la silla de ruedas, yacía el vigilante. Parecía feliz. Seguramente era la primera vez que descansaba en muchas horas.
Ekdal se ofreció a trepar por el conducto de aire e ir a por los monos de trabajo reglamentarios. Pasaron veinte largos minutos en los que uno pensaba si el plan saldría bien. Saliera como saliera, ya era demasiado tarde para echarse atrás. Finalmente Ekdal llegó con los trajes. Nos los entregó junto con el dispositivo móvil.
Una vez vestidos nos dirigimos al ascensor para subir a la parte alta de la torre. El ascensor tardó casi diez minutos en llegar hasta allí. El ascenso se hizo interminable. Por momentos pensé que nos dirigíamos hacia el cielo nublado, hasta que al fin el timbre del ascensor nos alertó de que estábamos en la planta.
Al salir nos encontramos con algo verdaderamente extraño para nosotros. La luz del nos daba de lleno. La mayoría nunca habíamos visto tanta luz solar, tanta calor concentrada en un punto. Era increíble. Los rayos del sol en los distritos eran casi un mito. Aunque había lugares específicos donde en algún momento del día estos se posaban y podías disfrutarlo durante unos pocos minutos. Pero aquello era la magnificencia absoluta. El cálido halo de luz que proyectaba la bola de fuego nos emocion.
La azotea era una gran pista de aterrizaje llena de helicópteros. Había hasta siete de ellos. El ascensor estaba en el centro. A su alrededor había tres montacargas. Si trazabas tres líneas juntando los puntos formabas un triángulo isósceles. Alrededor del triángulo estaban situados los helicópteros.
Nosotros nos dirigimos al montacargas más próximo al C045. Era el helicóptero que más desentonaba. Era el más grande y estaba equipado con armas de fuego, y el que se dirigía al Bimax. No obstante, yo no pude aguantar la curiosidad y fui a mirar que había en las afueras de la ciudad. Me desvié un poco de donde estaba el C045 para asomarme. La imagen que se descubría ante mis ojos me dejó atónito. Un inmenso océano dónde no se distinguía nada más que agua, y más agua en el horizonte ¿Estaba Oztral construída sobre un océano? Pocos habitantes del distritos pobres debían saber que había a las afueras, ya que estos no solían ver más allá de ellos. Yo era uno de los pocos que sabía que rodeaba Oztral en aquel momento. Al menos, hasta que aquel guardia empezó a hablarme.
- ¡Tú! Vuelve al trabajo y deja de mirar hacia las afueras. Por mucho que quieras huir no lo conseguirías. Ya has visto que estamos rodeado de un océano de agua salada, aunque no lo que rodea Oztral es h2o. -
- ¿Eh? -
- Nada, vuelve al trabajo compañero. No hagas que te abra un expediente disciplinario. -
- ¿Qué hay en el otro extremo? -
- Hay otro océano, pero de arena. Oztral está construida en la playa de un desierto. -
- ¿Dónde están las minas y las granjas entonces? -
- Vuelve al trabajo pedazo de escoria. -
- Enseguida. -
Aquel hombre tenía una voz metalizada. Su gorra y gafas de aviador ocultaban su rostro y a pesar de su voz no parecía uno de esos severos policías del gobierno. Su forma de andar era extraña para un guardia. Se movía como una gacela. Parecía que se deslizara a través del aire. Sólo las mujeres se movían así, y sólo una clase de mujeres: las de los suburbios. Algo me decía que aquella persona estaba metida en algún tipo de asunto como el nuestro. Aunque había oído hablar de un cuerpo de seguridad secreto que había en el gobierno llamado los Condotieros. Aquel cuerpo estaba formado por personas que vivían en los distritos pobres y se les pagaba un dinero por hacerse pasar por ciudadanos de los distritos pobres e infiltrarse en aquellas sociedades clandestinas que se encontraban debajo de la ciudad. A veces incluso se infiltraban en las mafias para tenerlas controladas tramaban. Aunque desde que las mafias se convirtieron en un ente que servía al gobierno, los condotieros casi no tenían razón de existir. Así que muchos de ellos acabaron ocupando puestos de pocamonta, mientras el resto seguiría en el subsuelo indagando sobre que conspiraciones se estaban gestando contra Hitcov. El guardia tenía pinta de ser uno de esos condotieros relegados a puesto de menor importancia. Fuera quien fuera, tenía un objetivo y casi lo echaba a perder por soñar despierto.
Sin más demora, volví a cargar las cajas de suministros en el helicoptero junto al resto de mis camaradas.
Ya habíamos terminado el trabajo cuando el guardia de antes se dirigió hacia nosotros:
- ¿Cual es vuestro helicóptero?
- !Éste, señor¡- respondí yo.
- No puede ser. Dejadme ver vuestros dispositivos.
Se los entregamos. Los miró con cara de incredulidad. El falso dispositivo había funcionado. Sin embargo, el guardia se mostraba reacio a creerlo. No se fiaba de nosotros, y nosotros tampoco de él. Yo todavía creía que aquella persona que había detrás del uniforme era sospechosa ¿Sería de la policía secreta? Era imposible, puesto que excepto Steiner por su trabajo, habíamos permanecido juntos durante todos aquellos meses. No se nos podía escapar ningún tipo de posible infiltrado ya que de ser así lo hubiéramos detectado. Pero aquel tipo sospechaba algo.
- Subiré con vosotros. -
Todos nos miramos y asentimos. Steiner levantó su pulgar sin que el guardia mirada y se lo acercó al cuello. Su gesto fue claro: había que liquidarlo.
miércoles, 19 de septiembre de 2012
Mi amigo el babuino 4
Los días lluviosos exasperantes cuando vas por la calle. Habrá el típico listillo que diga que no es así. Pero ese listillo que dice que le produce calma y sosiego seguro que se lo pasa en la terraza de su casa viendo como cae el agua placidamente. En eso estamos de acuerdo, contemplar el espectáculo de las gotas caer del cielo para chocar y dispersarse en el suelo trae paz y tranquilidad a tu alma ¿Pero y si vas por la calle?
Ahora saldrá otro desgraciado que dice que le gusta mojarse bajo la lluvia. Yo le digo que se moje él, porque yo no pienso volver a hacerlo. Al menos yendo con mi amigo el babuino.
Era verano, y una de esas típicas tormentas que duran una tarde, pero que son tan intensas como un choque de titanes. Salíamos de un bar y no se me ocurrió otra brillante idea que ir corriendo en chanclas, y lo recalco bien ¡en chanclas! Obviamente lo hacíamos para ir corriendo hacia nuestra casas. Pero algo ocurrió.
- Vayamos corriendo hacia nuestras casas va. No seas aburrido tío.
- No soy aburrido es que no quiero mojarme, esperemos mejor que deje de llover.
- No. Va, vayamos. Será divertido.
- ¿Qué tenemos? ¿11 años?
- Pues como si lo tuviéramos nen. Va.
- Bueno vale. Emprendamos este viaje.
Salimos corriendo atravesando la calle para irnos a un saliente que había en el bloque de pisos para así refugiarnos debajo de él. Yo no me hice nada, pero al mirar a mi amigo me encontré un panorama muy diferente al que pensaba.
Mi amigo estaba sangrando por un dedo gordo del pie. Se había dado un golpe al ir a subir un bordillo. Por lo visto resbaló y al resbalar fue cuando recibió el impacto. No hace falta que os describa la cara pero era algo así.
Era obvio que se había hecho daño y su cara reflejaba que la sangre que corría por sus venas se había convertido en mala leche.
- ¿Tío estás bien?
- ¿Qué si estás bien? Joder. Es que te lo dije tío. Porque siempre se tiene que hacer lo que tu digas. Nunca me haces puto caso. Y ahora a joderme yo.
- Bueno lo siento...
- Con un lo siento no se me va a ir el dolor. Es que siempre estamos igual...en fin, vamos a dejarlo porque no quiero hablar.
- Ok.
Permanecimos todo el camino en silencio, caminando descalzos sobre la lluvia para no volvernos a resbalar, porque si, yo también acabé resbalándome y cayéndome al suelo de culo. Si algo podía colmar el vaso, era aquello. Desde aquel día jamás volví a proponer semejante gilipollez yendo en chanclas y con mi amigo el babuino.
Ahora saldrá otro desgraciado que dice que le gusta mojarse bajo la lluvia. Yo le digo que se moje él, porque yo no pienso volver a hacerlo. Al menos yendo con mi amigo el babuino.
Era verano, y una de esas típicas tormentas que duran una tarde, pero que son tan intensas como un choque de titanes. Salíamos de un bar y no se me ocurrió otra brillante idea que ir corriendo en chanclas, y lo recalco bien ¡en chanclas! Obviamente lo hacíamos para ir corriendo hacia nuestra casas. Pero algo ocurrió.
- Vayamos corriendo hacia nuestras casas va. No seas aburrido tío.
- No soy aburrido es que no quiero mojarme, esperemos mejor que deje de llover.
- No. Va, vayamos. Será divertido.
- ¿Qué tenemos? ¿11 años?
- Pues como si lo tuviéramos nen. Va.
- Bueno vale. Emprendamos este viaje.
Salimos corriendo atravesando la calle para irnos a un saliente que había en el bloque de pisos para así refugiarnos debajo de él. Yo no me hice nada, pero al mirar a mi amigo me encontré un panorama muy diferente al que pensaba.
Mi amigo estaba sangrando por un dedo gordo del pie. Se había dado un golpe al ir a subir un bordillo. Por lo visto resbaló y al resbalar fue cuando recibió el impacto. No hace falta que os describa la cara pero era algo así.
Era obvio que se había hecho daño y su cara reflejaba que la sangre que corría por sus venas se había convertido en mala leche.
- ¿Tío estás bien?
- ¿Qué si estás bien? Joder. Es que te lo dije tío. Porque siempre se tiene que hacer lo que tu digas. Nunca me haces puto caso. Y ahora a joderme yo.
- Bueno lo siento...
- Con un lo siento no se me va a ir el dolor. Es que siempre estamos igual...en fin, vamos a dejarlo porque no quiero hablar.
- Ok.
Permanecimos todo el camino en silencio, caminando descalzos sobre la lluvia para no volvernos a resbalar, porque si, yo también acabé resbalándome y cayéndome al suelo de culo. Si algo podía colmar el vaso, era aquello. Desde aquel día jamás volví a proponer semejante gilipollez yendo en chanclas y con mi amigo el babuino.
jueves, 13 de septiembre de 2012
1-2
Al salir del cartel la calle se encontraba vacía. La mayoría de la ciudad dormía plácidamente. Pensé en la bonita metáfora que significaba aquella imagen que se mostraba ante mis ojos. Esa gran humanidad sumida en el largo letargo al que un tirano los había inducido pronto despertaría.
Seguimos avanzando en línea recta por aquella rúa llena de sombras. Las farolas destellaban un tenue halo de luz amarillo que se mezclaba con la niebla que manaba de las alcantarillas. Uno pensaba que estaba atravesando un cúmulo dorado que te helaba el cuerpo. Hacía frío aquella madrugada en Oztral, tanto que se sentía hasta en los huesos. Seguí caminando con un ritmo más alto para calentar mi cuerpo. Mientras observé a mi alrededor con meláncolía y desprecio. El distrito era una jungla de maltrechas casas construidas con despojos metálicos. Recordé como con doce años trepaba por sus tejados para explorar la ciudad sobre ellos. Era más divertido saltar de tejado en tejado, o improvisar puentes inestables para atravesarla. Por un momento, añoré volver a esa edad en la que uno no tenía preocupaciones, y me vino a la memoria como empezó toda esta contienda.
Yo viví toda la vida sin padres humanos. Mi familia fue un grupo androides que trabajaba construyendo el metro de la ciudad. Siempre dijeron que fui un regalo divino para todos ellos. Los robots, a diferencia de los humanos, eran incapaz de procrear. Dependían completamente de los seres humanos para ser fabricados.
Fue en un ocaso de noviembre cuando aparecía en sus vidas. Yo tenía dos años. Uno de ellos me encontró en las inmediaciones de una de las bocas de metro del distrito Beta. Ellos me adoptaron y criaron en aquel entramado de túneles oscuros.
Su vida estaba practicamente subyugada a aquel lugar. Pocas veces salían de allí, puesto que era su hogar y lugar de trabajo. Recuerdo que en cada estación había un almacén para descansar. Aunque ellos pocas veces descansaban. Normalmente dejaban de trabajar cuando su rendimiento empezaba a estar por debajo de lo normal. Cuando eso ocurría, que solía ser a las doce horas de trabajo continuado, los enviaban a algún taller del distrito en el que estuvieran trabajando. Allí le revisaban sus circuitos, engrasaban sus engranajes, y los mandaban a que recargaran sus baterías para la nueva jornada laboral.
La batería de los robots puede durar meses encendida, pero la gran carga de trabajo las agotaba con rápidez. Era por eso que su rendimiento se reducía, porque con menos energía estos ejecutaban sus tareas con menos esfuerzo para durar el mayor tiempo posible. Pues si ésta se agotaba, el androide sufría lo que se conoce como una muerte existencial. Ellos podían volver a la vida si se les volvía a cargar la batería, pero toda su memoria desaparecería, y con ella, su sentido de la vida. Era como si en vez de resucitar, volvieran a nacer. Una mente en blanco que debía a aprenderlo todo. Cuando un robot es creado, o vuelve a nacer, lo primero que aprende es a hacer un trabajo que realizará durante toda su existencia. Lo segundo es el lenguaje para comunicarse con los seres humanos.
Es curioso como los seres humanos creen que los robots no poseen la capacidad para entender las emociones humanas por esta primera enseñanza. Obvian que nosotros también nacemos con una primera lección aprendida, y que es justamente el lenguaje lo que nos hace comprenderlas. Es la información que se nos transmite a través de los cromosomas de nuestro ADN. Al igual que la mayoría de los animales. Es lo que denominamos instinto ¿Cómo se explica si no que un recién nacido sepa que cuando su madre le pone el pecho es para alimentarse? ¿Cómo se explica que un gato doméstico sepa cazar habiéndose criado entre humanos que no le han enseñado? Es el instinto lo que les mueve. Desde el inicio de nuestra vida sabemos que para sobrevivir necesitamos matar el hambre, y sabemos que hacer para conseguirlo. Esa primera lección que se le enseña al robot es su instinto. Saben que para sobrevivir deberán realizar esa tarea para la que fueron programados, y esto no les impide comprender las emociones, pues lo segundo que aprenden es el lenguaje que les da esa capacidad.
Todavía recuerdo cuando toda aquella cuadrilla de robots murió. Las obras del metro ya estaban casi terminadas y apenas quedaron una decena de ellos para completarlas. El resto fue enviado a uno de esos talleres para ser descargados. Después fueron enviados a las Minas de Litrion. Nos enteramos de ello cuando alguno de los incompetentes funcionarios del gobierno envió a uno de esos robots reprogramados al metro. Todos reconocimos a KP4, pero él no nos reconoció. Aunque los androides no eran capaces de gesticular, sabían lo que había pasado. Al igual que supusieron que cuando las obras del metro finalizarán, ellos correrían el mismo destino. Todos entendieron que aquello que les ayudaba a sobrevivir con el tiempo les mataría. Lo peor de todo no era darse cuenta de ello, sino que eran incapaces de ir en contra de su instinto. Sentían una necesidad interior de seguir realizando aquel trabajo, y no eran capaces de reprimirla, al menos, al principio
Con el tiempo aprendieron a dominarla. Al igual que el ser humano era capaz de realizar huelgas de hambre para reivindicar algo, ellos fueron capaces de nadar a contra corriente y superar sus impulsos vitales. Pero aquello fue su definitiva perdición. Cuando el gobierno se enteró de que aquellos obreros de metal se revelaban quisieron acabar con el problema por la vía rápida.
Fue en una calurosa tarde de julio. Decenas de policías entraron en el metro para llevarse a los robots declarados en huelga. Ninguno se resistió, y a pesar de ello, fueron acribillados con armas de fuego explosivo. Uno por uno fueron reventando ante mis ojos. Se veían saltar por los aires las piezas que los componían. No pude evitar ir a avisar a los que estaban trabajando. Temía que sufrieran la misma desgracia. Corrí hacia los túneles intentando evitar que no me vieran. Esquivando su fuego de alcance. Pero fue en vano. Cuando estaba apunto de entrar en el túnel un disparo me alcanzó. Salí despedido y sentí como mi craneo se hacía trizas al chocar contra el suelo. Quedé extendido en el suelo, y me percaté de que ya sólo veía por un ojo. Medio pecho me ardía, y no sentía la mitad de mi cara derecha, ni mi brazo. No aguanté mucho tiempo aquel insoportable dolor y me desmayé.
Desperté en uno de los talleres de mantenimiento del último distrito que quedaba por comunicar. Resultó que los policías sólo fueron a por los robots rebeldes. Los otros corrieron otra suerte. La de ser descargados. Sin embargo, el hombre que trabajaba en aquel taller me contó que uno de esos robots que ahora estaban en las Minas de Litrion, me salvó. Por segunda vez, aquellos supuestos autómatas sin corazón acudieron en mi ayuda. Por lo visto, cerraron mis heridas soldándome unas placas metálicas. Luego me llevaron al taller donde desperté y el hombre me reconstruyó las partes afectadas.
Tenía la mitad de la cara, así como medio craneo, recubierta de placas de titáneo. Podía ver con los dos ojos, aunque uno de ellos sólo me permitía ver las cosas en un color rojizo. Cómo si mirara a través de un cristal rojo. La mitad de mi pecho estaba recubierta de placas metálicas, y tenía un brazo mecánico que funcionaba a la perfección. Sin lugar a duda, aquel hombre era un manitas. Su nombre era Qüibik.
Me contó que en otro tiempo se había dedicado a la ciencia médica. Más concretamente a la cirujía de reconstrucción humana. Durante muchos años trabajó en los hospitales del distrito Central, pero una supuesta negligencia médica le condenó a vivir en el distrito Omega. Por lo visto, cargó con el muerto de uno de los parientes lejanos del Ádalid. Así que se tuvo que adaptar a su nueva vida en los suburbios. Por ello montó un taller dedicado a su campo de la medicina, y el mantenimiento de robots. Aunque bien era cierto que sólo cobraba por los robots, que corrían a cuenta del gobierno. Lo otro lo hacía por un fin altruista.
No pasaron muchos días cuando por fin salí de aquel taller. Tenía 15 años, y me di cuenta que aunque aquellos robots evitaron que cayera en manos de la muerte no me habían enseñado nada más que a construír túneles y vías. Posiblemente en la Minas de Litrion hubiera sido útil, a pesar de que el proceso era algo distinto, pero no temía encontrarme con aquella familia que me miraría como a un extraño. Así que le pedí a Qüibik que me enseñara lo que él sabía hacer, que me adoptara como aprendiz. Aunque insistió en que era demasiado complicado para mí y que no tenía los medios suficientes para enseñarme, accedió a enseñarme todo lo que pudiera.
Siete años después era capaz de realizar el mantenimiento de robots, así como crear y trasplantar miembros mecánicos a los seres humanos. Qüibik estaba impresionado. Aunque jamás conseguí llegar al nivel de cirujía que él tenía. Mi límite estaba en los miembros. Era capaz de construir órganos mecánicos, pero nunca los introducía en un cuerpo humano. Mi tutor dijo que era irónico que con la basura que traían de los vertederos fuera capaz de construir verdaderas obras de arte para la cirujía de reconstrucción, y que luego no fuera capaz de operar con ellas.
Eran buenos tiempos para mi, pero lo bueno no solía durar en Oztral. Un día yendo al vertedero a por materiales, Qüibik fue alcanzado en un tiroteo, muriendo en el acto. Fue un ajuste de cuentas entre mafias. Pasaba frecuéntemente hasta que el gobierno decidió intervenir en el asunto. Supongo que se daría cuenta de que no era beneficioso para el control del estado que una de sus herramientas se autodestruyera. Fue cuando éste propuso a las mafias controlar el tráfico de materiales de los túneles dirigidos hacia los vertederos. Toda una jugada maestra por parte del gobierno. A cada mafia le correspondería la misma parte del botín. Realmente la guerra no acabó, pues se instauró otra de precios. Pero poco importaba ya que las mafias ya no necesitaban dar golpes y robar en sus distritos a los comerciantes. Seguían teniendo el poder de la fuerza, pero ahora además controlaban un mercado que les evitaba usar esa fuerza. De ese modo no habría más conflictos, puesto que se competía a través de los precios, ya no era necesario planear golpes en distritos que no fueran los propios. El simple hecho de poner algo a un precio inferior al de tu competidor ya atraía a clientela de cualquier distrito, y con una ciudad bien comunicada por el metro, el escenario era el ideal. Aunque eso sólo trajo riqueza para las mafias, pues antes de hacerse con el control de los túneles, la basura era gratis.
Fue entonces cuando decidí que debía hacer algo, que las cosas debían de cambiar. El mundo no era más que una jungla salvaje. Daba igual cual fuera tu condición. Podías ser un ciudadano libre, o un robot esclavizado y en teoría protegido por el gobierno, pues tu vida estaba sometida a lo que unas élites quisieran. A veces incluso perteneciendo a éstas, como pertenecía Qüibik, seguías siendo un títere más en manos de un sólo individuo: Hitcov. Por ello me decidí a crear Artequia, para estripar la raíz del mal de aquella sociedad, y ese mal era Hitcov.
Doblamos la esquina de la calle hacia la derecha. A partir de ahí el grupo se fue descomponiendo a medida que penetraban los callejones que daban a la avenida que llegaba al mercado. Nos escondimos en los callejones esperando que Steiner llegara con el camión. El distrito seguía guardando un silencio sepulcral, hasta que de una tapa de alcantarilla se escuchó el retumbar del tren cruzando los túneles. Oztral estaba despertando.
Con el tiempo aprendieron a dominarla. Al igual que el ser humano era capaz de realizar huelgas de hambre para reivindicar algo, ellos fueron capaces de nadar a contra corriente y superar sus impulsos vitales. Pero aquello fue su definitiva perdición. Cuando el gobierno se enteró de que aquellos obreros de metal se revelaban quisieron acabar con el problema por la vía rápida.
Fue en una calurosa tarde de julio. Decenas de policías entraron en el metro para llevarse a los robots declarados en huelga. Ninguno se resistió, y a pesar de ello, fueron acribillados con armas de fuego explosivo. Uno por uno fueron reventando ante mis ojos. Se veían saltar por los aires las piezas que los componían. No pude evitar ir a avisar a los que estaban trabajando. Temía que sufrieran la misma desgracia. Corrí hacia los túneles intentando evitar que no me vieran. Esquivando su fuego de alcance. Pero fue en vano. Cuando estaba apunto de entrar en el túnel un disparo me alcanzó. Salí despedido y sentí como mi craneo se hacía trizas al chocar contra el suelo. Quedé extendido en el suelo, y me percaté de que ya sólo veía por un ojo. Medio pecho me ardía, y no sentía la mitad de mi cara derecha, ni mi brazo. No aguanté mucho tiempo aquel insoportable dolor y me desmayé.
Desperté en uno de los talleres de mantenimiento del último distrito que quedaba por comunicar. Resultó que los policías sólo fueron a por los robots rebeldes. Los otros corrieron otra suerte. La de ser descargados. Sin embargo, el hombre que trabajaba en aquel taller me contó que uno de esos robots que ahora estaban en las Minas de Litrion, me salvó. Por segunda vez, aquellos supuestos autómatas sin corazón acudieron en mi ayuda. Por lo visto, cerraron mis heridas soldándome unas placas metálicas. Luego me llevaron al taller donde desperté y el hombre me reconstruyó las partes afectadas.
Tenía la mitad de la cara, así como medio craneo, recubierta de placas de titáneo. Podía ver con los dos ojos, aunque uno de ellos sólo me permitía ver las cosas en un color rojizo. Cómo si mirara a través de un cristal rojo. La mitad de mi pecho estaba recubierta de placas metálicas, y tenía un brazo mecánico que funcionaba a la perfección. Sin lugar a duda, aquel hombre era un manitas. Su nombre era Qüibik.
Me contó que en otro tiempo se había dedicado a la ciencia médica. Más concretamente a la cirujía de reconstrucción humana. Durante muchos años trabajó en los hospitales del distrito Central, pero una supuesta negligencia médica le condenó a vivir en el distrito Omega. Por lo visto, cargó con el muerto de uno de los parientes lejanos del Ádalid. Así que se tuvo que adaptar a su nueva vida en los suburbios. Por ello montó un taller dedicado a su campo de la medicina, y el mantenimiento de robots. Aunque bien era cierto que sólo cobraba por los robots, que corrían a cuenta del gobierno. Lo otro lo hacía por un fin altruista.
No pasaron muchos días cuando por fin salí de aquel taller. Tenía 15 años, y me di cuenta que aunque aquellos robots evitaron que cayera en manos de la muerte no me habían enseñado nada más que a construír túneles y vías. Posiblemente en la Minas de Litrion hubiera sido útil, a pesar de que el proceso era algo distinto, pero no temía encontrarme con aquella familia que me miraría como a un extraño. Así que le pedí a Qüibik que me enseñara lo que él sabía hacer, que me adoptara como aprendiz. Aunque insistió en que era demasiado complicado para mí y que no tenía los medios suficientes para enseñarme, accedió a enseñarme todo lo que pudiera.
Siete años después era capaz de realizar el mantenimiento de robots, así como crear y trasplantar miembros mecánicos a los seres humanos. Qüibik estaba impresionado. Aunque jamás conseguí llegar al nivel de cirujía que él tenía. Mi límite estaba en los miembros. Era capaz de construir órganos mecánicos, pero nunca los introducía en un cuerpo humano. Mi tutor dijo que era irónico que con la basura que traían de los vertederos fuera capaz de construir verdaderas obras de arte para la cirujía de reconstrucción, y que luego no fuera capaz de operar con ellas.
Eran buenos tiempos para mi, pero lo bueno no solía durar en Oztral. Un día yendo al vertedero a por materiales, Qüibik fue alcanzado en un tiroteo, muriendo en el acto. Fue un ajuste de cuentas entre mafias. Pasaba frecuéntemente hasta que el gobierno decidió intervenir en el asunto. Supongo que se daría cuenta de que no era beneficioso para el control del estado que una de sus herramientas se autodestruyera. Fue cuando éste propuso a las mafias controlar el tráfico de materiales de los túneles dirigidos hacia los vertederos. Toda una jugada maestra por parte del gobierno. A cada mafia le correspondería la misma parte del botín. Realmente la guerra no acabó, pues se instauró otra de precios. Pero poco importaba ya que las mafias ya no necesitaban dar golpes y robar en sus distritos a los comerciantes. Seguían teniendo el poder de la fuerza, pero ahora además controlaban un mercado que les evitaba usar esa fuerza. De ese modo no habría más conflictos, puesto que se competía a través de los precios, ya no era necesario planear golpes en distritos que no fueran los propios. El simple hecho de poner algo a un precio inferior al de tu competidor ya atraía a clientela de cualquier distrito, y con una ciudad bien comunicada por el metro, el escenario era el ideal. Aunque eso sólo trajo riqueza para las mafias, pues antes de hacerse con el control de los túneles, la basura era gratis.
Fue entonces cuando decidí que debía hacer algo, que las cosas debían de cambiar. El mundo no era más que una jungla salvaje. Daba igual cual fuera tu condición. Podías ser un ciudadano libre, o un robot esclavizado y en teoría protegido por el gobierno, pues tu vida estaba sometida a lo que unas élites quisieran. A veces incluso perteneciendo a éstas, como pertenecía Qüibik, seguías siendo un títere más en manos de un sólo individuo: Hitcov. Por ello me decidí a crear Artequia, para estripar la raíz del mal de aquella sociedad, y ese mal era Hitcov.
Doblamos la esquina de la calle hacia la derecha. A partir de ahí el grupo se fue descomponiendo a medida que penetraban los callejones que daban a la avenida que llegaba al mercado. Nos escondimos en los callejones esperando que Steiner llegara con el camión. El distrito seguía guardando un silencio sepulcral, hasta que de una tapa de alcantarilla se escuchó el retumbar del tren cruzando los túneles. Oztral estaba despertando.
jueves, 6 de septiembre de 2012
Anotaciones de un simio 5
En ocasiones me paro a analizar el mundo y me pregunto el porque de esta
situación ¿Por que la sociedad ha perdido toda la fe, ya no en los
políticos, sino en la misma política? ¿Por que ha aceptado todo lo que
ocurría y ahora recogemos lo que se ha sembrado?
Hace poco, haciendo un recorrido por nuestra historia descubrí dos antes
y después que nos cambiaron para siempre. El primero lo hallé después
de la Segunda Guerra Mundial. Después de habernos metido en un conflicto
armado que dejara a Europa devastada, empezamos a crear una nueva
sociedad basada en ciertos compromisos de solidaridad, que como no,
regularía un estado para que ésta de algún modo, evitando que nuestro
lado más egoísta no la aceptara, se impusiera. En cualquier caso, los
individuos aceptaron y avanzaron de buena gana hacia la reconstrucción
de una Europa en ruinas. Fue así como nació la social-democracia, y con
ella, el estado del bienestar. Él mismo que permitió que toda una serie
de generaciones, de cualquier estamento, pudieran vivir en un país que
les proporcionara una educación, una sanidad pública, además de una
jubilación que le asegurara una vejez tranquila, es decir, practicamente
una sociedad que nos diera la mismas posibilidades de prosperar en la
vida.
Y es en ese momento, es cuando llegamos al segundo punto culminante de
nuestra historia. La
social-democracia no sólo aseguró lo antes mencionado, también dio a luz
a nuevas generaciones que nacerían en una social-democracia ya
construida. Resultó curioso que esas mismas generaciones no supieran
apreciar este nuevo estado. Mientras sus progenitores se sentían
orgullosos de haber llegado a crear una sociedad a priori más
igualitaria de las que había habido jamás, sus hijos no la valoraban. La
nueva generación consideró esta creación como algo dentro de lo normal,
algo que ya estaba
antes que ellos, y que por lo tanto estaba anclado en el pasado. Para
nuestra sorpresa, no avanzó para mejorar este estado arcaico para ellos.
No lo modernizó, pues su idea lo que debería ser el estado no era la
misma. Su idea era tirando más a otra cosa. Lo progresista ya no era
pensar en el colectivo. Ya no tenía tanto valor el grupo, sin embargo,
si lo tenía el individualismo De hecho el colectivo empezó a perder su
valor a partir de esta generación que preferió centrarse en sus propios
intereses. En un principio, en años como
la conquista de los derechos de las mujeres, la lucha contra la
segregación racial y otras nobles causas fueron de interés individual
para estas nuevas generaciones, y se avanzó hacia un mundo más
igualitario, más humano. Pero llegado los años 70 algo cambió. La
intervención del estado social-demócrata empezó a verse como un
obstáculo en las aspiraciones individuales de estos nuevos ciudadanos.
Empezaron a despreciar lo que sus abuelos y padres consiguieron,
centrándose cada vez más en ellos mismos. En resumen, se volvieron
egoístas. Y no sólo eso, también sus políticos, pertenecientes a sus
mismas generaciones. Y así fue como nació el neoliberalismo.
Con este nuevo monstruo ideológico la sociedad cambió. La política
empezó a dejar de ser de interés público para la sociedad. Ésta ya no
tranformaba la realidad, en todo caso impedía cambiarla. Y puesto que
los intereses eran individuales, dificilmente iban a tener una
representación en el estado. La mayor representación del individuo sería
el propio individuo, y la política debía ocuparse entonces de tratar
que ese individuo tuviera las menores restricciones posibles para
hacerlo. En esta nueva sociedad ya no importaba el bienestar general,
sino el interés individual. Así fue como los individuos se abandonaron a
sus propios intereses, se encerraron en si mismos y olvidaron a la
sociedad de la que ellos formaban parte. En consecuencia, la política
quedó degradada. Puesto que cada persona buscaba sus propios intereses, y
el pensamiento predominante era ese, los políticos no serían algo
distinto, de tal forma que así comenzaría la desafección política que
hoy reina en nuestra sociedad.
Ironías de la vida que esto ocurriera así. Como son también que ahora
haya movimientos que traten de separarse de los poderes burocráticos, y
que desde una posición que el propio sistema no contempla como un
posible motor de cambio, quieran volver a recuperar la social-democracia
que antaño fue un obstáculo para sus intereses individuales.
miércoles, 5 de septiembre de 2012
La dialéctica del gorila con gafas 2
¿Nunca habéis odiado a la gente que mira a otra gente por encima del hombro porque creen tener un rasgo les hace especiales en comparación con el resto? Seguro que sabéis de lo que hablo. Son esas personas que se creen una especies de gurús de la sabiduría y luego son un saco de mierda. Perdón por el vulgarismo, pero es que me sacan de quicio. Porque encima tratan de hacernos sentir culpables por no ser como ellos, cuando ellos son igual que nosotros.
Hace unos días una persona allegada a mí me hizo saber que también conoce gente así, y para más inri, encima se tortura así misma leyendo perlas como "Vivo en un mundo de conformistas disfrazados de revolucionarios". Lo sé, estáis de acuerdo con lo que dice. Yo también. A mi lo que me molesta no la frase en si. Lo que me molesta es la persona, que es justamente una conformista más. Nadie lo puede negar, porque en esta sociedad somos conformistas, incluso el que detecta y se indigna por ello. Y me baso en la manera de actuar de estas personas.
¿Y cual es la forma de actuar de estas personas? Pues su manera de actuar es soltar obviedades que no se aplican al cuento, y luego acusar al resto del mismo pecado. Algunos incluso te echan la culpa de ahogar su espíritu revolucionario por ser un conformista. Aunque no lo seas, todo hay que decirlo. Lo peor es que ahí no acaba, porque es en ese momento en el que te han soltado una frase digna del mismísimo Che Guevara, Vladimir Lenin, Maximilien Robiespierre, y toda la casta de revolucionarios de nuestra historia, incluido héroes de cómics como V de Vendetta, que llegan al extasis del individuo transgresor. Un estado que dura hasta que por fin van de vientre. Entonces se tranquilizan. Lo que os decía del saco de mierda ahí lo tenéis plasmados. Pero lo único ciertos aquellos que quieren hacerte creer que eres un "poser" del Che, también lo son, y que si realmente no lo fueran, no importaría el número de conformistas que hubiera en la sociedad, porque un verdadero revolucionario es capaz de morir por sus principios. Y si es capaz de morir, también es capaz de fracasar en su empresa.
Claro que es cierto que en una sociedad como la de hoy en día es imposible que una revolución triunfe. Al menos, por el momento. Pero el hecho de que esto sea así no implica que al menos se puedan implantar unas bases, o contribuir con un pequeño granito de arena. No obstante, siempre será más fácil decir "Vivo en un mundo de conformistas disfrazados de revolucionarios" que analizar la situación para saber que cosas se pueden llegar a cambiar, y creedme, si te paras a hacer ese análisis, se puede llegar a cambiar algo.
domingo, 2 de septiembre de 2012
1-1
Desperté en la penumbra de nuestro cuartel general creyendo que sería el principio del cambio en nuestro mundo. Por fin, aquella humanidad sumida en las tinieblas de los rascacielos volvería a ver la luz del sol que estos le habían arrebatado. Ese día se ejecutaría el plan Deshacer El Mundo. Todas las fichas estaban puestas sobre la mesa para acabar con la vida de nuestro líder supremo, el Adalid Hitcov.
Hitcov llegaría al poder 80 años antes de aquel día bajo un aura salvadora de humanidad. Nadie supo nunca a ciencia cierta cuando fue el momento en que pasó de ser el salvador la especie, a ser uno de los tiranos más sanguinarios de nuestra historia. Muchos decían cuando abandonó el estado de humano para convertirse en una máquina, y que ese fue el motivo de que perdiera la capacidad humana para sentir. El hecho es que su largo ciclo vital así parecía demostrarlo. La media vital de un ser humano era de 57 años. A sus 113 años, parecían confirmarse las habladurías sobre el androide carente de emociones y sentimientos que corrían por las tertulias clandestinas del subsuelo. Sin embargo, aun siendo cierta la teoría, cuando uno se ha criado entre seres robóticos sabe que Hitcov no era un retorcido psicópata con poder por haberse convertido en uno de ellos. Él siempre fue así, y aquel día pagaría por todos sus actos.
Salté de la litera para ir uno por uno despertando a todos mis camaradas. Estos, sabiendo de la importancia del día, fueron bajando a medida que despertaban hacia la Sala de Mando, donde repasaríamos el plan por última vez. Desperté al último de mis compañeros y juntos bajamos a la Sala de Mando.
La Sala de Mando era una pequeña sala con sofás destartalados que rodeaban una mesa central. Ésta estaba iluminada por la única bombilla de la habitación y contenía los planos de toda la ciudad de Oztral.
La ciudad de Oztral era una megápolis de más de dos mil quilómetros cuadrados en forma circular. El último resquicio de humanidad de nuestro planeta se encontraba allí. Al menos eso decían. La ciudad tenía alrededor de unos treinta y ocho millones de habitantes, contando los trabajadores de minas, granjas en las afueras de la ciudad. La ciudad estaba dividida en siete distritos. El distrito central era un complejo de rascacielos conectados entre si por puentes levadizos. Estos rodeaban el Bismax. El Bismax era una monstruosa macroestructura con forma de cohete, que se conectaba en diferentes puntos de su contorno a través de puentes con el resto de rascacielos. Era el edificio más alto y ancho de la ciudad, y en dónde además residía el Adalid. La periferia de estos colosos de la construcción era un conglomerado de chabolas hechas con los restos metálicos de las máquinas que ya no servían. Estos suburbios se conformaban en los seis distritos restantes. Estos a su vez estaban cercados por un muro tan alto como los rascacielos que los ensombrecían. De él crecían seis torres. Una por cada distrito de la periferia.
En cada una de estas torres había un túnel subterráneo comunicados con seis lugares ajenos que servían a Oztral. Estos eran las Minas de Litrion, las Granjas de Romza, los Campos de Exterminio, el Laboratorio de Ezdem y otros dos llevaban a un vertedero de restos de maquinaria inservible.
De los vertederos salían los materiales con los que nos fabricábamos las casas. Claro que no eran de gratuita adquisición. Había todo un mercado negro de basura controlado por las mafias. El gobierno encontró en estas un aliado para controlar los suburbios, y éste se lo pagó otorgándonles el control del túnel de la basura. Del mismo modo, muchos de estos capos de la mafia conseguían entrar en puestos de la burocracia estatal con el tiempo. Un negocio redondo en el que todos salían ganando. Todos menos los que malvivíamos en los suburbios.
Las Minas de Litrion y las Granjas de Romza eran colonias de obreros humanos y autómatas trabajaban su explotación. La vida en aquellas colonias no era mucho mejor que en los suburbios. Lo cierto era que en pocos casos sus obreros iban a trabajar allí de forma voluntaria. Los individuos mecánicos habían sido creados para servir al hombre y no para decidir, y los de nuestra especie solían estar cumpliendo alguna clase de condena inferior trabajando como esclavos.
Por otro lado, estaban los Campos de Exterminio y el Laboratorio de Ezdem. Nadie sabía a ciencia cierta que había en ninguno de los dos lugares. De los campos decían que llevaban tanto a enemigos del régimen como individuos que no tuvieran ningún tipo de utilidad para la sociedad. Se contaba que allí eras sometido a todo tipo de torturas inhumanas: flagelaciones, mutilaciones, humillaciones, etc. Todo lo que te arrebatara la condición de ser humano era bienvenido en los campos, y cuando los verdugos habían decidido que la habías perdido al fin, te daban una muerte lenta y dolorosa. Tampoco eran alentadoras la poca información que llegaban de los experimentos que se realizaban en los laboratorios. Corrían sucesos escalofriantes. El gobierno decía que aquel lugar era un paraíso para el progreso de la ciencia, que trataba desde mejoras en la ciencia médica hasta nuevos y más avanzados aparatos que mejorarían nuestras vidas. Algo bastante cínico por su parte ya que la única vida que mejoraban era la gente del distrito central. Casualmente aquel era el distrito donde residían y trabajaban las personas de más importancia para el régimen. Desde soldados rasos hasta nuestro supremo conductor, el Adalid Hitcov. Sin embargo, los esfuerzos del gobierno por tratar imponernos un pensamiento único nunca consiguieron por completo el objetivo. Por el contrario las leyendas urbanas siempre han poseído ese toque místico que tanto nos atrae a los seres humanos, y que por algún misterioso motivo, siempre nos ha encantado creerlas. La verdad era que la leyenda hablaba de experimentos con seres humanos que trataban de perfeccionarse. Una nueva raza de superhumanos. No eran pocas las voces que decían que el propio Hitcov se había sometido a esos experimentos. Algunos afirmaban que uno de esos experimentos era el que le había convertido en una máquina sin sentimientos. Aunque caían por su peso, pues no era el primer hombre máquina. Yo mismo tenía parte de máquina, y no era un superhumano. Algo se tramaba en aquellos laboratorios, algo con lo que todos se animaban a especular. No obstante, había algo claro. Fuese lo que fuese precisaba de vidas humanas para hacerlo, y nadie quería imaginarse que clase de atrocidades se tenían que ejecutar para llegar al ansiado superhumano.
Nuestro plan empezaba con la infiltración de la banda en la torre que conectaba con las Granjas de Romza, la de nuestro distrito. Los cargamentos llegaban cada viernes primero de mes, y de vez en cuando, llegaba otro cargamento a mediados. Aquel día era viernes tres de octubre, y llegaba el cargamento. Así que me acerqué a la mesa, chasqué los dedos para que todos se acercaran a los planos de la mesa central, y empecé a repasar el plan.
- !Steiner¡ -
- ¿Si? - respondió Steiner.
Steiner era el encargado de distribuir los alimentos en los distintos mercados de nuestro distrito. Era un encargado más de la logística la Torre de Romza. Un día le pidieron ayuda para llevar el cargamento a la zona superior de la torre. Al ver la cantidad desproporcionada de víveres que iban dirigidos para el barrio central se dio cuenta cuan injusto era el reparto. Mientras la periferia pasaba hambre, al Adalid y su alta burocracia tomaban festines cada día. No hizo falta mucho para convencerle de que se uniera a nosotros. Había visto morir a su hermano de hambre cuando sólo tenía 13 años por alimentarle a él.
- Tu privilegiada posición como distribuidor de los productos alimentarios en los distintos mercados del distrito nos confiere una ventaja estratégica que no podemos desaprovechar. Debes colarnos en tu camión cuando toque devolverlo al almacén ¿Entendido? - Steiner me lanzó una mirada de aprobación y sin más demora salió por la puerta del cuartel general para comenzar su trabajo. En ese momento proseguí con la explicación.
- Son las 6 am. Steiner acabará el reparto a las 9 en el mercado de Jeijvic. Nosotros deberemos esperarlo escondidos por la ruta que tomará para volver a la torre. No podemos esperarlo en el mercado. Es un sitio público y estará lleno de chivatos de las mafias, e incluso algún que otro policía estatal infiltrado. Deberemos montarnos con el camión en movimiento por las calles alternas por las que circulará. Por desgracia, los transportes del gobierno tienen una ruta marca y los conduce el ordenador central. Por suerte para Steiner, durante estos años él sólo es el encargado de descargar el camión en los mercados, y dar el OK al ordenador para que el camión continúe la ruta. No os preocupéis si os ve alguien al subiros al camión. En las calles del distrito no les suele importar una mierda los asuntos ajenos. Salvo si eres un hombre de Wildman. Pero estos ya no patrullan por las calles. Desde que nos cargamos a varios de sus hombres prefieren centrarse más en los lugares públicos que en las calles angostas y oscuras del distrito Alfa. En cualquier caso, si veis a alguien sospechoso. Matadle ¿Entendido?
- ¡Si! - respondieron todos al unisono. Me detuve un momento a meditar, y proseguí la explicación. Lo cierto, es que el plan era más complejo de lo que parecía.
- Una vez dentro, esperaremos a la señal de Steiner para salir del camión. Él nos esperará en la cabina de cámaras, así que nos dirigiremos con diligencia hacia allí. En interior de ésta, y con el vigilante en fuera de juego, uno de nosotros se colará por el conducto de aire para llegar a los vestuarios. Allí robará los uniformes del personal de logística que utilizaremos para acceder a la azotea, dónde se encontrarán los fletes llenos de comida para nuestros innaccesibles amigos del distrito central - Se oyeron risas - Actuad con normalidad cuando los llevéis puestos. Recordad que los funcionarios del gobierno no se suelen conocer. El gobierno los cambia frecuentemente de puesto para que no establezcan ningún vínculo sentimental entre ellos. Una vez dentro actuad como si tuvierais un objetivo fijo, nadie os preguntará el motivo. Ellos actúan así -
- ¿Y si lo hacen? - preguntó Rainen.
Rainen era el miembro más joven de la banda. Tenía 20 años. Decidió afiliarse cuando un policía le cortó los dos brazos y por dibujar una tira cómica del Adalid haciendo manitas con los capos de las mafias. Al ver que ya nunca más podría dedicarse a su gran pasión, vendió toda su creación artística para crearse dos brazos robóticos con ciertos instrumentos destructivos. Los nuevos brazos de Rainen eran un saco de sorpresa. Tenía incorporados todo tipo de armas de fuego, además de un gran repertorio de herramientas para abrir puertas, agujerear paredes blindadas y un largo etc.
- A todos los miembros del personal les dan un dispositivo móvil donde, además de encontrarse su número de identificación, contiene las tareas que deben ejecutar cada día. Ekdal se encargó de fabricar uno para cada uno -
Ekdal era un hacker de gran renombre en aquella época en el mundo virtual. Se unió a nosotros por una cuestión de grandilocuencia. Quería demostrar al mundo la grandeza de lo que él denominaba un arte ¿Y qué había más grande que derrocar un régimen?
- Si os llaman la atención, enseñadlo. -
- Okey makey. - respondió Rainen
- Una vez arriba, nuestro objetivo es colarnos en el helicóptero que irá dirigido al edificio de la cúpula de luces. Al igual que la flota de camiones, los helicópteros también tienen un número de identificación. El número del helicóptero que se dirige a nuestro destino estará en vuestro dispositivo ¿Ha quedado claro? -
- ¡Si! - respondieron todos.
- Llegados a este punto, estad atentos porque la verdadera dificultad empezará ahora. El Bismax es un laberinto lleno de grandes salas y pasillos. Sabemos con certeza que el Adalid cada viernes acude a su reunión semanal con sus ministros, para saber que se trama en todos sus dominios. Esta junta semanal se congrega en la Sala del Consejo. La sala estará altamente protegida, y tendremos los treinta minutos para llegar a ella. Ni un minuto más. El programa de Ekdal colapsará el ordenador central del edificio y no nos concederá más tiempo, ya que ese el tiempo que tardará en reiniciarse la computadora. Una vez fuera de servicio el sistema que controla el Bismax deberemos dividirnos en grupos. Llegaremos a la planta 233 que conecta con la azotea del rascacielos donde aterrizará el helicóptero. Cuando entremos al edificio, todo estará lleno de guardias protegiendo la zona, y tendrán orden de disparar a todo intruso. Y el personal de logística lo es. Por lo tanto, la facción Steiner servirá de señuelo para llevar a los guardias hacia la facción de Rainen. Una vez esté toda la cuadrilla de guardias frente a las dos facciones, la orden es clara. Fuego a discreción. Puesto que el ascensor estará fuera de servicio, deberemos ir por las escaleras. Así que mientras estáis en plena batalla campal, Ekdal y yo nos dirigiremos, por los pasillos paralelos, a la escalera custodiada eliminando a sus guardias. Sobretodo, tratad de eliminar a todos los guardias, no podemos permitir que algún rezagado se escape llegue a la escalera antes que Ekdal y yo. Nosotros trataremos de cubrir el otro flanco para que ningún guardia pueda llegar a escapar de vuestro fuego de alcance, y así avisar a los otros. Rainen está y os ha dotado de todo tipo de armamento para eliminar escuadrones de ejércitos enteros. Usadlos con inteligencia y precisión para que lleguemos sin ningún contratiempo a las escaleras. Luego robaremos los uniformes, y subiremos para pasar inadvertidos en el nivel dónde está el consejo. Tened en cuenta que una vez bloqueado el sistema central reforzarán la seguridad. Si atravesamos los pasillos con sus uniformes no levantaremos sospechas. Eso si, cuando lleguemos a la puerta de la sala disparar a sus guardias porque no nos dejarán pasar -
- Una última pregunta ¿Por qué no volamos el edificio entero? ¿No tenemos suficiente armamento para destruir ejércitos? ¿Y lo más importante, cual es el plan de huida? Desde que empezamos urdir el acto, no hemos hablado de ello -
- Lo tenemos, y posiblemente podríamos hacerlo si nos lo propusiésemos. Pero destruir un edificio de tales magnitudes necesitaría una carga tan sumamente enorme que pondríamos en peligro a la gente inocente de los distritos. No hay plan de huida. Hay uno pensado por si nos sobrara tiempo y el sistema continuara colapsado el suficiente tiempo para salir del edificio. En cualquier caso quedaría atravesar el distrito central, y aun superando ese obstaculo no tendríamos donde escondernos. Todos los edificios, incluido el de la cúpula de luces, están llenos de cámaras. Identificarían nuestros rostros y pondrían precio a nuestro cabeza en toda Oztral. Pase lo que pase estaremos muertos. Por eso no podemos fallar. Esto no será un caminito de rosas, será avanzar hacia nuestra muerte triunfemos o no en nuestra empresa. Así que quien quiera abandonar que lo haga ahora o muera a nuestro lado -
Se hizo el silencio durante unos segundos que se convirtieron en una eternidad, y al fin, enfervorizado por un espíritu guerrero, Rainen gritó - ¡Muerte al Adalid! - Al instante todos nos unimos a él al unísono y cruzamos la puerta que nos llevaría hacia nuestro fatal destino. No sabíamos si seríamos recordados como héroes o asesinos, pero ya nada importaba. Nuestra convicción en que caído Hitcov, caído el régimen era superior.
martes, 28 de agosto de 2012
Mi amigo el babuino 3
Es difícil explicar que nos pasó a los veinte años, pero ambos pasamos por una etapa depresiva en nuestras vidas. En aquel final de verano nos pasaron muchas cosas que destruyeron los cimientos de nuestras vidas. Fue duro, claro que unos lo asumimos mejor que otros, y otros estaban bastante peor que unos. Este era el caso de mi amigo el Babuino. Después de acabar el verano dejamos de vernos con asiduidad. No nos peleamos, pero cada uno tuvo su manera de asumir los golpes. Yo intenté mirar hacia adelante y no dejar que los problemas me desviaran del rumbo. Él se abandonó en sus pensamientos porque parecía que su futuro también se había hecho trizas. El caso es que después de tres meses intercambiando nada más que comentarios en facebook, y ambos, parecíamos estar mejor. Y así empezamos a contarnos como lo habíamos vivido todo.
- Joder nen, quedamos muy hechos polvo después de aquel verano. El mal de amores es una mierda.
- Lo tuyo sólo era mal de amores. Lo mío era eso y un cúmulo de putadas más.
- Bueno, yo también tenía otros problemas.
- Que desaparecieron cuando empezaste las clases. Por lo tanto, no eran tran graves...
- Si tienes razón. Siento no haber podido quedar antes contigo.
- Bah, tranquilo. También era cierto que cuando me lo pedías alguna vez yo te daba largas. No tenía ganas de salir de casa.
- ¿Y cómo que ahora has cambiado de actitud?
- Pues mira, después de todo lo ocurrido con mi ex novia, con mi pérdida del trabajo y vuelta a los brazos de mamá a que me mantuviera. Después de que mi madre me machacara con ello, y mil cosas más que ya sabes, empecé a sentirme más inservible vale de descuento caducado. Parecía que mi existencia no tuviera sentido, y que lo único que se la diera fuera ella. No sé, acabé realmente mal. En una profunda depresión. De hecho, llegué a ir a un psiquiatra que me mandó unas pastillas.
- Ya entiendo...no sabía que estuvieras tan jodido tío ¿Por qué nunca me llamabas?
- No tenía ganas tío. Estaba demasiado pensativo. Demasiado ensimismado conmigo. Ya sabes. Cuando estás de ese palo, no te dan ganas de nada. Ni de ver a tus viejos amigos.
- Lo debiste pasar fatal.
- No sabes cuanto. Pero un día un colega que estaba más o menos como yo me invitó a salir de fiesta y acepté. Lo hice porque pensé que igual salir de parranda me ayudaría. Y nada más lejos de la realidad.
- ¿Qué pasó?
- Como te dije me estaba medicando, y digamos que esa noche también bebí. No demasiado, pero lo suficiente para encontrarme en un estado lamentable. Tú ya me entiendes.
- Joder macho. Qué chungo! ¿Te ingresaron o algo?
- No hizo falta. Llegué a casa y al otro día estaba fatal de todo. Total, que al final después de como me sentó salir de fiesta decidí...
- ...que no saldrías más.
- No, decidí que no me iba a tomar más antidepresivos.
- Joder nen, quedamos muy hechos polvo después de aquel verano. El mal de amores es una mierda.
- Lo tuyo sólo era mal de amores. Lo mío era eso y un cúmulo de putadas más.
- Bueno, yo también tenía otros problemas.
- Que desaparecieron cuando empezaste las clases. Por lo tanto, no eran tran graves...
- Si tienes razón. Siento no haber podido quedar antes contigo.
- Bah, tranquilo. También era cierto que cuando me lo pedías alguna vez yo te daba largas. No tenía ganas de salir de casa.
- ¿Y cómo que ahora has cambiado de actitud?
- Pues mira, después de todo lo ocurrido con mi ex novia, con mi pérdida del trabajo y vuelta a los brazos de mamá a que me mantuviera. Después de que mi madre me machacara con ello, y mil cosas más que ya sabes, empecé a sentirme más inservible vale de descuento caducado. Parecía que mi existencia no tuviera sentido, y que lo único que se la diera fuera ella. No sé, acabé realmente mal. En una profunda depresión. De hecho, llegué a ir a un psiquiatra que me mandó unas pastillas.
- Ya entiendo...no sabía que estuvieras tan jodido tío ¿Por qué nunca me llamabas?
- No tenía ganas tío. Estaba demasiado pensativo. Demasiado ensimismado conmigo. Ya sabes. Cuando estás de ese palo, no te dan ganas de nada. Ni de ver a tus viejos amigos.
- Lo debiste pasar fatal.
- No sabes cuanto. Pero un día un colega que estaba más o menos como yo me invitó a salir de fiesta y acepté. Lo hice porque pensé que igual salir de parranda me ayudaría. Y nada más lejos de la realidad.
- ¿Qué pasó?
- Como te dije me estaba medicando, y digamos que esa noche también bebí. No demasiado, pero lo suficiente para encontrarme en un estado lamentable. Tú ya me entiendes.
- Joder macho. Qué chungo! ¿Te ingresaron o algo?
- No hizo falta. Llegué a casa y al otro día estaba fatal de todo. Total, que al final después de como me sentó salir de fiesta decidí...
- ...que no saldrías más.
- No, decidí que no me iba a tomar más antidepresivos.
domingo, 26 de agosto de 2012
El consejo de Mr Chimpancé 2
Hoy me he levantado con espíritu de sabio y he decidido que compartiré mi valiosa sabiduría con vosotros. Bueno, en realidad tiene más valor una boñiga que mi sabiduría, y a los hecho me remito. Mi sabiduría os la pasáis por donde sale la mierda, la boñiga alimenta a vuestras plantas y algunos jugáis a tirarosla a la cara entre vosotros. Aunque dejemos de dispersarnos en esta comparación de valía entre una mierda y mi sabiduría. Sé que os parece a todos muy metafísico, y que prefeririáis ver un video en el que se viera la grotesca imagen antes descrita, pero hoy he venido a hablar de otra cosa. Turismo de fotografía.
Realmente no sé si este concepto existe, o lo voy a acuñar yo por primera vez, en cualquier caso lo explicaré. El turismo de fotografía es este fenómeno que ha experimentado la cultura material desde que esta pasó a ser un producto. Os explico. La cultura material abarca desde el plato de cerámica de un antiguo poblado íbero hasta la Capilla Sixtina, pasando por monumentos, esculturas, cuadros, etc. Y el turismo de fotografía es básicamente fotografíarse al lado de estos testigos vivientes de la historia, y cual adolescente con hormonas desbocadas se hace foto tras foto en el espejo del baño de su casa, hacer lo mismo con todos los reclamos turísticos.
Dicho esto algunos os preguntaréis ¿Y qué tiene de malo? En realidad no tiene nada, es más, si queréis hacerlo seguid haciéndolo. No vais a hacer daño a nadie por ello. Pero a mi me parece una aberración de magnitudes colosales. ¿Por qué? Pues para empezar, porque me parece una estafa, y es increíble que no os déis cuenta los que lo hacéis. Creo que lo único peor que esta estafa es pagar por... !Qué se yo¡ ¿Te tiren mierda de vaca a la cara? Estáis pagando una pasta para viajar y trasladarte allí donde están los monumentos, y lo único que se os ocurre una vez allí es haceros una puta foto. Foto que subiréis a una red social con una descripción más pretenciosa que yo ahora mismo y que diría algo así como "Miradme estoy en Roma al lado de un Arco del Triunfo de Constantino". Sin embargo, no tendréis ni puta idea de lo que hay detrás de todo ese monumento. No sabréis que hay un bajorelieve que está describiendo una batalla. Tampoco sabréis de que batalla es, en el caso de que os percatéis del bajorelieve, y un largo etcetera de datos de la obra. Habréis recorrido cientos de kilometros no para conocerlo si no para haceros una foto de mierda de la que podréis presumir delante de vuestros conocidos. Y esto es aplicable al resto de obras en las que os fotografiaréis.
Si queréis un consejo para no ser objeto de esa estafa haced lo siguiente. En vez de preparaos un tour de en donde queréis fotografiaros pasando por todos los lugares sin parar a contemplarlos, preparaos uno de menos lugares. También hay que tener en cuenta el tiempo que vayáis a estar estéis. Pero si estáis un fin de semana, en vez de intentar verlos todos en dos días, buscar uno para cada día. Id con un libro que hable de la obra que estáis contemplando. Si no queréis cargar con un tocho pillaos uno digital, o que sé yo, buscar por internet antes, o in situ, y si no tenéis gana de eso, contratad un guía, pero por favor, tratad de conocer la obra. Y cuando digo conocer, me refiero a conocerla íntegramente. Se trata de que ella te relate una historia única. Su historia ¿Quién la creo? ¿Cuando?¿Por qué? ¿Qué influencia tuvo en la época?, etc, etc. Ahora os parecerá una chorrada, pero probarlo. Porque no es lo mismo volver de un viaje de pasada por los monumentos, que habiendolos conocido.
jueves, 23 de agosto de 2012
Anotaciones de un simio 4
Miles de años de evolución cultural en nuestra especie para descubrir que una mariposa aleteando al otro lado del globo puede producir un tsunami. ¿Alguién se lo cree? Yo al menos si.
No me hace falta mucho para demostrarlo empíricamente. Eso si, necesitamos recurrir a nuestra imaginación para ello, y por supuesto, creer que el ser humano además de tener la capacidad de decidir que camino tomar, está sometido a una serie de variables que coexisten en su entorno.
Por lo tanto, empecemos a desvariar y retrocedamos al pasado intentando imaginar dos de nuestros antepasados directos. Un hombre y una mujer de la que depende toda una larga descendencia que llega hasta ti. Situemoslos en el medievo y cual adicto lector de novelas empecemos a imaginar su historia. ¿Cómo se conocieron? ¿Cual fue el motivo que los unió? ¿En que momento procrearon? Seamos más concisos. Imaginemos que esa mujer está prometida con un hombre diferente al que hemos ideado antes. Ese hombre trabaja en el puerto y un día es mordido por una rata que desgraciadamente le contrae una desvastadora enfermedad como la peste. Este muere al tiempo, y esa mujer queda de nuevo libre. En ese momento, por casualidades del destino, conoce a un joven aprendiz de uno de los tantos oficios de artesanos que había en esa época y se enamoran. Pasados los años se prometen, se casan y tienen hijos que seguirán la cadena de descendientes que llegará hasta a ti.
¿Qué hubiera pasado si esa rata no hubiera mordido a ese otro hombre? ¿Existiriáis? No, no lo hariáis. Posiblemente esa mujer se hubiera casado con ese hombre. O a lo mejor hubiera conocido a ese aprendiz, y por desdichas de la vida se hubiera visto en un trío amoroso que le hubiera llevado a la locura y morir por su suicidio. ¿Quién puede llegar a predecir eso? Nadie. Pero está claro que todas esas variables afectan a los seres humanos. Aun que lo que está claro en pocas palabras, que pasara lo que pasara, vuestra existencia se debería a que una rata hizo morir a un hombre de peste en el pasado.
¿Seguiís sin creer en la mariposa? Quizá el ejemplo sea una simple hipotesis, pero si eres capaz de entenderlo, también eres capaz de entender que todo lo que hoy conocemos no es más que una posibilidad más de lo que podría haber sido, y que de haber cambiado una pequeña situación, no sólo el mundo sería distinto, sino que a lo mejor, no hubieras ni existido.
¿Es entonces el ser humano libre de elegir su destino, o simplemente es una tuerca más del engranaje que hace funcionar el mundo? No hay duda de que hubo en un momento de la evolución, como dijo el gorila con gafas en un post anterior, que obtuvimos capacidad de utilizar un lenguaje complejo que nos permitiera hacer uso de la razón, que nos hiciera entender conceptos abstractos como el que acabo de explicar, y que en consonancia, nos dio la capacidad de tomar decisiones utilizando algo más que el instinto que guía a los animales. Pero ¿No es acaso la capacidad de razonar también un ente sometido a las mismas variables que el instinto animal, y que en consecuencia, el ser humano a pesar de que pudiera llegar a entender las consecuencias de sus decisiones gracias a la razón seguiría eligiendo influenciado por el entorno que le rodea?
jueves, 16 de agosto de 2012
La dialéctica del gorila con gafas
¡Qué grande es nuestro lenguaje! No son tantos los que lo saben, pero gran parte de lo que somos como especie se lo debemos a él, y es gracioso cuando a un niño le preguntas que nos diferencia de los animales y te responde "Pues que nosotros sabemos hablar". Es gracioso no por su banal respuesta como algunos estaréis pensando, pues su respuesta no es banal sino todo lo contrario. Banal es decir que lo que nos diferencia de ellos que nosotros tenemos raciocinio. Pues queridos lumbreras, el raciocinio es la capacidad de un ser para pensar, y para pensar se necesita una lengua, y pensar no es ni más ni menos que hablar desde ti mismo. Eso es pensar, hablar desde uno mismo para uno mismo, y hablar es utilizar un lenguaje.
Pero no reside ahí su total grandeza. No es sólo que nuestro lenguaje nos haya dado la posibilidad de pensar. Éste nos dio la posibilidad de abstraer conceptos y relacionarlos, creo religiones e ideales por los que morir, nos dio la opción de imaginar y crear nuevos mundos. Una imagen vale más que mil palabras, pero sin palabras esa imagen no tendría sentido ninguno. Es más, si no fuera porque eres capaz de plasmar en palabras lo que te produce esa imagen, no habría diferencia entre un animal y tú. A pesar de que los animales si sienten, pero sin palabras el dolor o el placer que puedan sentir al percibir la imagen reduce a los impulsos del propio instinto. La verdadera grandeza de nuestro lenguaje reside en la capacidad para darle al ciclo vital un sentido por el consumirlo.
Pero no reside ahí su total grandeza. No es sólo que nuestro lenguaje nos haya dado la posibilidad de pensar. Éste nos dio la posibilidad de abstraer conceptos y relacionarlos, creo religiones e ideales por los que morir, nos dio la opción de imaginar y crear nuevos mundos. Una imagen vale más que mil palabras, pero sin palabras esa imagen no tendría sentido ninguno. Es más, si no fuera porque eres capaz de plasmar en palabras lo que te produce esa imagen, no habría diferencia entre un animal y tú. A pesar de que los animales si sienten, pero sin palabras el dolor o el placer que puedan sentir al percibir la imagen reduce a los impulsos del propio instinto. La verdadera grandeza de nuestro lenguaje reside en la capacidad para darle al ciclo vital un sentido por el consumirlo.
miércoles, 15 de agosto de 2012
Anotaciones de un simio 3
El ciclo vital de nuestro mundo es crudo y duro, pues el mismo que un día nos engendró, algún día nos despojará de nuestra propia existencia. Y que me partan mil rayos si no hay mal peor que el dejar de existir. Reducido toda una eternidad a ser nada. A dejar de sentir, a dejar de soñar, a dejar de percibir esos instantes llamados felicidad que tanto nos gusta a los seres humanos.
Hitler una vez dijo que la solución a todo sufrimiento era justamente la inexistencia. No era de extrañar que una mente tan sumamente perturbada y frustrada por sus continuos fracasos pensara que esa era el gran remedio contra su enfermedad. De hecho, si algo quedó para el recuerdo, además de su purga de judíos, gitanos, eslavos y todo aquel que no cumpliera con su prototipo de pureza, fue su vida fracasada. Su fracaso como pintor, su fracaso como Furher del pueblo Alemán, y su fracaso en sus objetivos genocidas. Porque al fin y al cabo fracasó, y la prueba viviente de ello es el recuerdo de su final.
Y es en el recuerdo que a mi me gustaría centrarme ahora, porque si bien es cierto que no hay algo peor que existir, también lo es irse a la tumba siendo un mal recuerdo, o peor aún, no siendo un recuerdo. Y es entonces cuando pienso ¿Cómo debe ser existir sin existir? y algo todavía peor, ¿Existe gente que no existe?, y lo cierto es que la hay.
Hitler una vez dijo que la solución a todo sufrimiento era justamente la inexistencia. No era de extrañar que una mente tan sumamente perturbada y frustrada por sus continuos fracasos pensara que esa era el gran remedio contra su enfermedad. De hecho, si algo quedó para el recuerdo, además de su purga de judíos, gitanos, eslavos y todo aquel que no cumpliera con su prototipo de pureza, fue su vida fracasada. Su fracaso como pintor, su fracaso como Furher del pueblo Alemán, y su fracaso en sus objetivos genocidas. Porque al fin y al cabo fracasó, y la prueba viviente de ello es el recuerdo de su final.
Y es en el recuerdo que a mi me gustaría centrarme ahora, porque si bien es cierto que no hay algo peor que existir, también lo es irse a la tumba siendo un mal recuerdo, o peor aún, no siendo un recuerdo. Y es entonces cuando pienso ¿Cómo debe ser existir sin existir? y algo todavía peor, ¿Existe gente que no existe?, y lo cierto es que la hay.
lunes, 13 de agosto de 2012
Mi amigo el babuino 2
Todavía recuerdo aquel año en que compartimos piso. Realmente estabamos muy entusiasmados. Los dos mejores amigos de por aquellas viviendo juntos. Sé que sonará a tópico, pero cuando vas a convivir con personas que a priori son tus amigos y con las que nunca has convivido las cosas se tornan un tanto violentas, especialmente, con el tiempo. Y hablo del tiempo, porque es con el tiempo que empiezas a conocer las rarezas, las manías, las extravagancias o como queráis llamarlo, de la persona. Es cierto que yo tengo algunas, como la de morderme las uñas, morder cosas o ponerme a tirar bolas del papel y hacer toques con la cabeza según caen. Admito que pueden parecer molestas, pero siempre lo hacía con mis cosas. Sin embargo, lo de mi amigo el Babuino no tenía nombre. Lo suyo no sólo eran rarezas, era racanería pura y dura, y un día oyéndolo hablar con un amigo de los dos por teléfono, enfurecí.
- Si tío, parece un perro, lo está mordiendo siempre todo. Y es que hasta las uñas de los pies. Es un cerdaco. Y cuando le da por hacer toques con bolas de papel acaba siempre tirando algo frágil al suelo. Me tiene harto, si lo llego a saber alquilo solo. Parece un crío ¿Y si tiene algún síndrome de peter pan o algo así? Me acuerdo que antes de esto también era algo niño en sus acciones.
- ¿Estás hablando de mí?
- Oh...no sabía que estabas ahí. No no, hablaba de mi perro Goku, que ya sabes como era.
- ¿Tu perro Goku se muerde las uñas?
- Eh...¿Si?
- Tío...eres un cabrón. ¿Cómo te atreves a hablar mierdas de mí, y a mis espaldas?
- Es que eres insoportable nen.
- ¿Yo insoportable? Pero me cago en la puta de oros y si me apuras en la de bastos macho. Yo tendré estas cosillas pero es que tu puta obsesión por el ahorro es enfermiza.
- Encima que me esfuerzo por mantener las cuentas.
- Una cosa es ser ahorrador y otra cosa es lo tuyo. Para empezar, yo no sé quién cojones te dijo que poniendo el grifo del baño goteando y un tapón ahorrabas agua porque el contador no funcionaba. Pero te engañó. Y aunque no fuera así, cuidado...que nos ahorramos un cubo de agua para fregar, cuanto ahorro.
- Oh vaya, no necesitaríamos fregar tanto si cuando estás con tus jueguecitos de pelota de papel no derramaras cosas al suelo.
- Oh es cierto, derramo cosas. Como la leche aguada. Que lo sé, no te creas que no te he visto. Le echas agua para que cunda el cartón. Qué a veces me pregunto si lo haces con esa misma agua del grifo que mantienes goteando so friki. En mi vida he visto persona más miserable y tacaña.
- No tendría que aguar la leche si no estuvieras bebiendo café con leche a todas horas.
- Tío, bebo café porque tengo parciales.
- ¿Todo el año?
- Pues casi todo el año. Además, que no he acabado...(sapos y culebras)
A todo esto el chaval que estaba por teléfono grabó casi toda la discusión. Podéis imaginaros el panorama la siguiente vez que quedamos en grupo. Todos nuestros amigos recibiéndonos a carcajadas y contando nuestras miserias mientras él y yo nos moríamos de la vergüenza. Aunque todo hay que decirlo, del que más se rieron fue de él. Y es que...¿se puede ser más tacaño?
Nuestra amistad no se rompió. Era demasiado buena. No obstante, al año siguiente decidimos irnos a vivir solos.
- Si tío, parece un perro, lo está mordiendo siempre todo. Y es que hasta las uñas de los pies. Es un cerdaco. Y cuando le da por hacer toques con bolas de papel acaba siempre tirando algo frágil al suelo. Me tiene harto, si lo llego a saber alquilo solo. Parece un crío ¿Y si tiene algún síndrome de peter pan o algo así? Me acuerdo que antes de esto también era algo niño en sus acciones.
- ¿Estás hablando de mí?
- Oh...no sabía que estabas ahí. No no, hablaba de mi perro Goku, que ya sabes como era.
- ¿Tu perro Goku se muerde las uñas?
- Eh...¿Si?
- Tío...eres un cabrón. ¿Cómo te atreves a hablar mierdas de mí, y a mis espaldas?
- Es que eres insoportable nen.
- ¿Yo insoportable? Pero me cago en la puta de oros y si me apuras en la de bastos macho. Yo tendré estas cosillas pero es que tu puta obsesión por el ahorro es enfermiza.
- Encima que me esfuerzo por mantener las cuentas.
- Una cosa es ser ahorrador y otra cosa es lo tuyo. Para empezar, yo no sé quién cojones te dijo que poniendo el grifo del baño goteando y un tapón ahorrabas agua porque el contador no funcionaba. Pero te engañó. Y aunque no fuera así, cuidado...que nos ahorramos un cubo de agua para fregar, cuanto ahorro.
- Oh vaya, no necesitaríamos fregar tanto si cuando estás con tus jueguecitos de pelota de papel no derramaras cosas al suelo.
- Oh es cierto, derramo cosas. Como la leche aguada. Que lo sé, no te creas que no te he visto. Le echas agua para que cunda el cartón. Qué a veces me pregunto si lo haces con esa misma agua del grifo que mantienes goteando so friki. En mi vida he visto persona más miserable y tacaña.
- No tendría que aguar la leche si no estuvieras bebiendo café con leche a todas horas.
- Tío, bebo café porque tengo parciales.
- ¿Todo el año?
- Pues casi todo el año. Además, que no he acabado...(sapos y culebras)
A todo esto el chaval que estaba por teléfono grabó casi toda la discusión. Podéis imaginaros el panorama la siguiente vez que quedamos en grupo. Todos nuestros amigos recibiéndonos a carcajadas y contando nuestras miserias mientras él y yo nos moríamos de la vergüenza. Aunque todo hay que decirlo, del que más se rieron fue de él. Y es que...¿se puede ser más tacaño?
Nuestra amistad no se rompió. Era demasiado buena. No obstante, al año siguiente decidimos irnos a vivir solos.
jueves, 9 de agosto de 2012
Anotaciones de un simio 2
Parece que ser demagogo en esta sociedad te de una especie de super aura divina que atrae a las masas y arranca de la boca de muchos un "Joder, tiene razón.", a lo que siempre hay algún despistado que no lo ha estado escuchando y pregunta "¿En qué?", a lo que le responden, sin cuestinarse la pregunta, "En todo". Es entonces cuando como un rebaño de ovejas y depende del discurso del demagogo unos dicen "Hay que quemar negros" o "Hay que robar comida para darsela a los pobres", incluso "Somos una secta, suicidémonos".
Intentando hablando un poco enserio, porque lo de antes era un poco en coña, no me gusta nada esta clase de basura a la que una panda de primates nos convierte en los mismo que ellos. Mientan, o no mientan, las cosas no se hacen así. El hecho de que lo que robes vaya para comedores sociales, o para el bolsillo de un puto rico de los cojones, hablando en plata, no quita que sea ético. Es más, a mi me preocupa, porque lo que viene siendo el estado desaparece, y las leyes con ellas. Y esto abre paso a dos vías, o un fascista o una anarquía de mierda. Y cuando hablo de anarquía me refiero a la anarquía que hay en la selva, la de la ley del más fuerte, es decir, la Locke, Smith y no la de los autores anarquistas. Hablo del liberalismo radical, ese que el estado está para hacer bonito y nada más. Si se llegaran a tomar cualquiera de esas vías, nos iríamos a la real mierda.
Es cierto que las cosas no están bien, que se tienen que cambiar muchas cosas, y que por ahora no parece que vaya a cambiar. Pero seamos un poco serios. No hagamos un discurso fácil y simplón. Eso no nos beneficia. La historia es testigo de ello. Mente fría y corazón caliente. Piensa antes de decir la primera bravata que se te pase por la cabeza, y luego cuando lo hayas pensado bien, ataca con uñas y diente. Pero que sea racional y lógico, porque la vía del todo vale, no nos beneficia, y todavía quedan otras vías. Sólo hace falta que todos lo sepan y le den respaldo.
Intentando hablando un poco enserio, porque lo de antes era un poco en coña, no me gusta nada esta clase de basura a la que una panda de primates nos convierte en los mismo que ellos. Mientan, o no mientan, las cosas no se hacen así. El hecho de que lo que robes vaya para comedores sociales, o para el bolsillo de un puto rico de los cojones, hablando en plata, no quita que sea ético. Es más, a mi me preocupa, porque lo que viene siendo el estado desaparece, y las leyes con ellas. Y esto abre paso a dos vías, o un fascista o una anarquía de mierda. Y cuando hablo de anarquía me refiero a la anarquía que hay en la selva, la de la ley del más fuerte, es decir, la Locke, Smith y no la de los autores anarquistas. Hablo del liberalismo radical, ese que el estado está para hacer bonito y nada más. Si se llegaran a tomar cualquiera de esas vías, nos iríamos a la real mierda.
Es cierto que las cosas no están bien, que se tienen que cambiar muchas cosas, y que por ahora no parece que vaya a cambiar. Pero seamos un poco serios. No hagamos un discurso fácil y simplón. Eso no nos beneficia. La historia es testigo de ello. Mente fría y corazón caliente. Piensa antes de decir la primera bravata que se te pase por la cabeza, y luego cuando lo hayas pensado bien, ataca con uñas y diente. Pero que sea racional y lógico, porque la vía del todo vale, no nos beneficia, y todavía quedan otras vías. Sólo hace falta que todos lo sepan y le den respaldo.
miércoles, 27 de junio de 2012
El consejo de Mr Chimpancé
Si os dijera que mis consejos tienen una enseñanza moral que sobrepasa los límites del karma y demás supersticiones os estaría mintiendo. Y de supersticiones va hoy el asunto. En concreto de una: la religión. No importa cual porque lo que nos interesa son sus seguidores, y como bien sabemos hay todo un séquito de seguidores de las distinas religiones. Es en estos seguidores en quienes me voy a centrar, en los creyentes, y en los que incluso la practican. ¿Pero en que creen?
Cuando oímos la palabra fe, o creyente, siempre nos imaginamos un estereotipo: una persona que cree en una divinidad. Esta idea tan común es un tanto falsa. De hecho en el budismo, muchos de sus creyentes son ateos. Os preguntaréis todos ¿Cómo? Parece imposible. Pero es así, y resulta que el hecho de creer que no existe dios, ya es una creencia. Muchos dirán que no esto no es posible. Que es una falacia. No obstante, creo que lo que es totalmente cierto, es que pese a lo que ellos digan, si tienen un credo, una fe ciega en algo. No hablo de la inexistencia de dios sino de la ciencia.
Hace unos años me dijeron en clase de filosofía que justamente en la ciencia no se puede creer ciegamente, porque si algo tiene de característico, es que con el paso del tiempo los principios por los que se regía una teoría habían sido suplantado por otros. Es decir, incluso la ciencia parte de hipotesis sin comprobar dando por supuesto cosas que igual no se pueden dar por supuestas. Por lo tanto, aquellos ateos que tienen una fe ciega en la ciencia y su progreso deberían hacerse mirar si realmente no son tan cabezas cuadradas como los dogmáticos religiosos. Al fin y al cabo no se acusa a los que creen en dios de eso, de no cuestionar su dogma. Ahora dirás, querido lector, que la ciencia si cuestiona sus creencias. Si, pero los ateos no. Aunque lo realmente pretencioso de los ateos es suponer que el hecho de no creer en una divinidad los convierte en una especie de ser humano superior. Algo así como si estuvieran un peldaño más por encima de los que si creen en la evolución cultural de los que si creen en dios. Ellos te dirán que no, pero su lenguaje siempre denotará lo contrario. ¿Se puede ser ateo y no ser así? Muchas veces lo dudo. Por eso uno se plantea otras posturas. Esa postura es el agnosticismo
Esta postura, a pesar de que no te da la respuesta la eterna pregunta de si dios existe, tiene varias características que las otras no tiene. El agnóstico jamás dará por cierta la existencia de dios, pero tampoco la inexistencia. Lo cierto es que siendo al agnóstico lo que uno hace es aceptar las limitaciones del ser humano sobre lo que puede conocer o no, y lo más importante. Partiendo de esta base, el agnóstico tratará de intentar comprender cualquiera de las posturas, y esto es así porque aquí lo que prima no es si dios existe o no, o si la ciencia tiene la razón en todo, sino saber hasta que punto puede llegar nuestro conocimiento, y es que para aprender hay que encontrar los límites, y a ser posible, superarlos. Pero también nos enseña que pese a la inutilidad que algunos ven en la religión, tienen aspectos culturales que son útiles para algunas personas, y sociedades. No olvidemos nunca que la religión, durante un tiempo, fue buena para el progreso de la humanidad, y creo, que pese a la incredulidad de muchos, todavía sigue siéndolo, al menos, para algunas personas.
Es por ello, que si yo fuera vosotros, sería agnóstico porque no se trata tanto de creer en una deidad, sino de conocer todo lo que hay detrás de ella.
martes, 19 de junio de 2012
Anotaciones de un simio
En los últimos tiempos he sido testigo de la aparición de un tópico que me resulta repugnante cada vez que lo oigo. Aunque creo que lleva más tiempo del que me parece, me parece bastante vergonzoso escuchar una y otra vez, cualquier foro de opinión, ya transformado en lugar común lleno de connotaciones negativas que se resume en la maldita frase "This is Spain".
Hoy día parece que decir esto te hace quedar como un intelectual que ha llegado a la cúspide de la pirámide suprema del conocimiento. Si dices eso, eres superior a cualquier simio de tu grupo de amigos. No hace falta que digas nada más, con hacer referencia a esta mierda cualquier argumento que puedas proponer quedará totalmente rebatido. Tampoco importa en que ámbito o tema estés debatiendo esto. De hecho, si estás debatiendo algún tema que tenga que ver con la política, la sociedad o algún otro tema polémico apelar a que esto es España, es suficiente, como para explicarlo todo. Por eso creo que todos estos nuevos pseudointelectuales se merecen una respuesta.
Empezaré diciendo que el simple hecho de basar una argumentación en un prejuicio no es de gente que haya llegado a la verdad suprema, más bien es todo lo contrario. Sólo los catetos se creen los prejuicios, y fijaos que digo creen, porque es la única forma de tener la razón. No es una cuestión de hecho es objetivos, de verdades empíricas, es una cuestión de dogma, de fe. Cómo los que se creen a pie juntillas lo que aparece en la biblia.
Otra cosa curiosa más, es que encima este jodido tópico no viene de España. Viene del resto de Europa, y más concretamente, del norte. Alemanes, franceses, ingleses siempre han tenido esa maldita imagen de nosotros. También hay que decir, que los que la tenían eran también unos pseudointelectuales como los de nuestra sociedad española. En pocas palabras, este idea preconcebida de nuestro país, ni si quiera es nuestra, si no que la hemos adoptado de otros. Una idea además con claros tintes racistas. Porque achacarle un matiz negativo a una nación como una verdad absoluta sobre ello, es racismo. Por tanto, lo que estamos haciendo como borregos que somos es reproducir su racismo entre nosotros.
A veces me pregunto si es porque aspiramos a ser eso anglosajones, germanos, francos o como coño queráis llamar a todas esas castas que vienen del norte. Porque eso no es todo. Lo cierto es que esos mismos tópicos que ellos mismos vertieron sobre España también los vertieron sobre la zona del mediterraneo. Hablo de los famosos PIGS (Portugal, Italy, Grecce, Spain), que traducido al inglés significa cerdos si no recuerdo mal. Casualmente estos países son los que han sido rescatados económicamente, o están a punto de serlo. Lo peor no es sólo esto, sino que los primates de nuestra sociedad llegaron a mirar a portugueses y griegos por encima del hombro, como nos miran todos esos imbéciles del norte.
Creo que lo más lamentable de todo esto es que los mismos que nos han conseguido meter en la cabeza de que España es una de las mayores mierda de Europa, son los mismos que nos han condenado a ser rescatados. Porque no nos engañemos "This is Spain", pero luego a la hora de luchar porque no seamos la última mierda de Europa, todos esos imbéciles se quedan en casa regodeándose en su profundo intelecto e ingenio sin ni si quiera mover un solo dedo por cambiar lo que esta pasando. "This is Europe, this is the world".
lunes, 18 de junio de 2012
Mi amigo el babuino
Hará cosa de un par de semanas, quedé con mi buen amigo el babuino en el bar para tomar unas cervezas. Hacía tiempo que no quedabamos y tenía ganas de verlo. El hecho es que quedamos a las 18 horas y él llegaba tarde. Lo llamé para saber si se acordaba de que habíamos quedado porque era bastante olvidadizo. Al final resultó que tuvo un pequeño altercado en el metro y llevaba como media hora frotándose los ojos por cierto spray de pimienta.
Me dispuse a ir a buscarle para llevarlo a urgencias, ya que para variar, ni un sólo individuo había tenido el detalle de acercarlo. Al llegar y ver su atuendo empecé a entender porque le rociaron con ese spray, y porque nadie quiso ayudarle.
Mi amigo llevaba la barba de hace unos tres días y una camiseta negra en la que estaba inscrito en letras blancas lo siguiente "Me encanta la melodía de mis huevos al chocar contra tu trasero". Para colmo, llevaba unos pantalones cortos de color rojo muy pero que muy ajustados. Aquellos pantalones estaban tan ceñidos que no había manera de no pensar que te estaba señalando.
A pesar de su extravagante vestimenta, por decirlo de alguna manera le acompañé hasta urgencias, y por el camino tuvimos una larga conversación que explicara lo sucedido.
- Tío...¿Qué ha pasado?¿Cómo has llegado a esto?
- Pues mira me acerqué a una chica a preguntarle la hora y me roció con el spray.
- No, eso no. Eso sé porque ha pasado. Me refiero a tu jodida manera de vestir. ¿De dónde coño has sacado esos harapos?
- La camiseta la encontré en uno de estos mercadillos ambulantes. Creí que era una frase ingeniosa.
- Super ingeniosa. Tanto que te han rociado con spray en los ojos.
- ¡Tampoco es para tanto!
- Es cierto, no es para tanto. Pero permíteme que te diga que esos pantalones no te favorecen.
- Hace 5 años me dijiste que me quedaban bien.
- Hace cinco años cabías en ellos. ¿De verdad no se te ha ocurrido que podrías parecer un tarado?
- No.
- Joder macho...si vas apuntando al norte todo el rato. Cualquier persona que te viera te miraría con asco mínimo.
- Bueno, es que no tenía otra cosa para ponerme. Ya sabes, esto de vivir solo es lo que tiene. Nunca sabes que ropa limpia te queda y al final te pones lo primero que pillas.
- En fin...¿te duele mucho?
- Más que doler...escuece.
Finalmente llegamos al hospital. No faltó la broma de si nos habíamos equivocado de lugar, que esto no era el loquero, y digo broma porque es lo que quise pensar. Lo cierto es que mi amigo el "babuino" siempre ha sido un tipo un tanto extraño. Quizá por eso seguíamos quedando de tanto. Siempre tiene una anécdota de este estilo que contarme sobre su vida.
Me dispuse a ir a buscarle para llevarlo a urgencias, ya que para variar, ni un sólo individuo había tenido el detalle de acercarlo. Al llegar y ver su atuendo empecé a entender porque le rociaron con ese spray, y porque nadie quiso ayudarle.
Mi amigo llevaba la barba de hace unos tres días y una camiseta negra en la que estaba inscrito en letras blancas lo siguiente "Me encanta la melodía de mis huevos al chocar contra tu trasero". Para colmo, llevaba unos pantalones cortos de color rojo muy pero que muy ajustados. Aquellos pantalones estaban tan ceñidos que no había manera de no pensar que te estaba señalando.
A pesar de su extravagante vestimenta, por decirlo de alguna manera le acompañé hasta urgencias, y por el camino tuvimos una larga conversación que explicara lo sucedido.
- Tío...¿Qué ha pasado?¿Cómo has llegado a esto?
- Pues mira me acerqué a una chica a preguntarle la hora y me roció con el spray.
- No, eso no. Eso sé porque ha pasado. Me refiero a tu jodida manera de vestir. ¿De dónde coño has sacado esos harapos?
- La camiseta la encontré en uno de estos mercadillos ambulantes. Creí que era una frase ingeniosa.
- Super ingeniosa. Tanto que te han rociado con spray en los ojos.
- ¡Tampoco es para tanto!
- Es cierto, no es para tanto. Pero permíteme que te diga que esos pantalones no te favorecen.
- Hace 5 años me dijiste que me quedaban bien.
- Hace cinco años cabías en ellos. ¿De verdad no se te ha ocurrido que podrías parecer un tarado?
- No.
- Joder macho...si vas apuntando al norte todo el rato. Cualquier persona que te viera te miraría con asco mínimo.
- Bueno, es que no tenía otra cosa para ponerme. Ya sabes, esto de vivir solo es lo que tiene. Nunca sabes que ropa limpia te queda y al final te pones lo primero que pillas.
- En fin...¿te duele mucho?
- Más que doler...escuece.
Finalmente llegamos al hospital. No faltó la broma de si nos habíamos equivocado de lugar, que esto no era el loquero, y digo broma porque es lo que quise pensar. Lo cierto es que mi amigo el "babuino" siempre ha sido un tipo un tanto extraño. Quizá por eso seguíamos quedando de tanto. Siempre tiene una anécdota de este estilo que contarme sobre su vida.
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